Si tuviera que definir la ecología política con una sola palabra, utilizaría Justicia. La justicia tiene raíz biológica, pues es una capacidad derivada de la necesidad de preservar la armonía frente a la competencia por los recursos. Tiene que ver con la vida en grupo. De la cooperación social nace el vínculo emocional de hermandad o alianza entre los integrantes del grupo. La fraternidad incorpora atributos emocionales: la empatía -donde surge el sentido de justicia- y el cuidado del otro. Sin justicia caemos en la competencia por los recursos dentro de la sociedad, entre las distintas generaciones y con el resto de seres que conviven en el planeta. Sin justicia la libertad es dependencia y la igualdad es sólo formal, donde sólo rige la ley del más fuerte, puro darwinismo social e intergeneracional.

En el terreno político la ecología puede ser considerada como la política de los cuidados. Del cuidado de la naturaleza, de la sociedad y de las generaciones futuras. Se opone ésta a una producción ilimitada que no respeta los límites de la naturaleza bien por un consumo excesivo de recursos, que tenga como consecuencia la limitación de capacidad y derecho de decidir de las generaciones futuras; bien porque la contaminación y los residuos que genera la producción dejan el aire, el agua o el suelo tan deteriorados, que obligarían a las generaciones venideras a destinar tal cantidad de recursos económicos a la recuperación del medio ambiente, que su desarrollo humano y social quedaría limitado o impedido.

La ecología política defiende, en consecuencia, que la producción no puede exceder de la cantidad de recursos que cada generación puede consumir y de la capacidad de la naturaleza de reciclar los desechos. Para alcanzar este estado de cosas hay que prescindir de la producción y el consumo que el planeta no pueda sostener. Hay que decrecer. La forma es simplificar nuestra vida y atender al desarrollo humano. Dicho en palabras del expresidente de Uruguay José Múgica: «El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad, tiene que ser a favor de la felicidad humana, del amor arriba de la tierra, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental, precisamente porque eso es el tesoro más importante que tiene [el hombre]. Cuando luchamos por el medio ambiente el principal elemento del medio ambiente se llama la felicidad humana». Podemos medir también el desarrollo humano de manera menos intuitiva que el expresidente Múgica, utilizando modelos estandarizados: como el indicador de felicidad bruta nacional de Bután, sin embargo, obtendremos el mismo resultado. La ecología política no elude las propuestas de bienestar social en su propuesta política, como dicen sus críticos. Plantea su satisfacción atendiendo al bienestar y la felicidad, verdaderas metas del hombre, en vez de hacerlo como la derecha y la izquierda a través del incremento ilimitado del consumo material, que ha terminado dominándonos.

Al encontrase la empatía en la base de la ecología política, baña la política de emoción sin llegar a emocionalizarla. En la época del capitalismo de consumo, sin embargo, se venden significados y emociones, se consumen emociones y la propia emoción se convierte en medio de producción, en medio para el incremento de la productividad y el rendimiento. Este capitalismo quiere que creamos que ser libre es dejar paso libre a las emociones, en cuanto expresión de una subjetividad libre. La ecología política, ante esta explotación y secuestro de la libertad por el consumo, opone la devolución de la misma a su ámbito de ejercicio natural: la comunidad planetaria, de manera que cada acto -consumir, reciclar la basura, no malgastar el agua, etc.- deje de ser un mero acto privado y una opción individual y se convierta en un gesto de justicia. La libertad ejercida con justicia transforma a la primera en una ética activa que se practica en cada momento y en todo lugar: en las instituciones, en las plazas y en el recinto interior de cada casa, y es llevada a cabo a través de un procedimiento democrático que garantiza la formación de las decisiones entre todos. Esto es la ecología política. Hasta el próximo miércoles.