Un coloquial comentario aparecido en la prensa malagueña sobre las elecciones a rector, me situaba en mejor posición que el resto de los aspirantes, con la apostilla de que les adelantaba por la derecha. Aunque admiro la cultura británica, nunca he conducido por las carreteras del Reino Unido, lo que me ha obligado, sin saltarme el código de circulación, a adelantar siempre por la izquierda. Pero en este comentario, como en otros que se han hecho en otras ocasiones sobre mi posicionamiento ideológico, siempre he negado la mayor.

Como nunca he tenido aspiraciones políticas, nadie podrá situarme a derecha o izquierda o, si se prefiere con los actuales códigos políticos, arriba o abajo.

Cada uno juzgará, si así lo cree, qué posición ocupa alguien que trabaja en la defensa de una universidad pública, plural, en la que se valoren los méritos, transparente y ajena a todo tipo de corrupción, en la que el dinero público y, por tanto de todos, no sea utilizado ni para carreras personales (ora académicas, ora políticas) ni malgastado. En la que todos los padres y madres puedan llevar a sus hijos sin que les suponga una ruina o dejar de hacerlo porque su maltrecha economía se lo impide. Una universidad, en este caso me refiero a la de Málaga, en la que se actué sobre lo contingente, pero que se pongan los cimientos de un proyecto para que en el futuro estemos, al menos, en la posición que como quinta provincia española nos corresponde.

Se equivocan aquellos que quieren politizar la universidad. Trabajamos en la Academia, una de las responsabilidades sociales más importantes y honrosas a las que uno pueda aspirar. Recuperar el orgullo de ser profesor y el entusiasmo de ser estudiante es la dirección obligatoria que me impongo. En el equipo que me rodea para dirigir la UMA en los próximos cuatro años, a nadie le he preguntado ni su militancia, ni su voto. Sé que es plural y que existen diferentes sensibilidades, pero es su capacidad para gestionar e ilusionarse con el cambio que se va a producir lo único que nos hemos exigido.

No somos tan inocentes como para no darnos cuenta de que en los tiempos actuales la universidad española está muy condicionada por los vaivenes políticos, tanto por las continuas reformas, como por los presupuestos. Esto también nos obliga a hablar con los responsables de todos los partidos, estén o aspiren a estar en los gobiernos nacionales, autonómicos y municipales. De ahí salen fotos que cada cual juzgará su conveniencia, pero lo realmente grave sería no haber hablado con todos ellos y no haber salido en esas fotos.

Mi conducción se ajusta al código de circulación. En los tiempos actuales creo que es mejor en autopista ir a 120 km/h., ni uno más pero tampoco ninguno menos, porque llevamos muchos kilómetros (años) de retraso y no nos podemos permitir el lujo de ir mirando el paisaje a derecha e izquierda.

*Miguel de Aguilera es candidato a Rector de la UMA