En poco menos de un mes sabremos si las encuestas han dado en el clavo. Las hay para todos los gustos con una coincidencia: resisten socialistas y populares con incógnitas crecientes sobre el resultado final de Ciudadanos (Albert Rivera), Podemos (Pablo Iglesias) e Izquierda Unida (Garzón).

Podemos se enfrenta al pragmatismo por el que transita Pablo Iglesias, con las bases soliviantadas y Ciudadanos se ve aquejado por el hiperliderazgo de Rivera. Y Garzón, como una hormiguita sube en sus expectativas. En cualquier caso, la volatilidad del voto, con más de un veinte por ciento de indecisos, hace que la campaña vaya a tener fuerte incidencia en el resultado final y de eso se han dado cuenta en los cuarteles electorales y los expertos en marketing han echado a sus líderes al ruedo de programas televisivos infumables y que el propio Rajoy, en declarada guerra al plasma, se pasee ahora por los platós como Pedro por su casa. Falta que vayan al cachondo programa de Bertín Osborne y nos enseñen los fondillos y cuantos «muertos» tienen debajo de la cama. No olvido que fue Pedro Sánchez el primero en romper aguas en Sálvame llamando a Jorge Javier que tiene nombre de dramón venezolano. Al líder del PSOE lo pusieron de chupa dómine, claro.

En menos de un mes, digo, sabremos si se cumplen las expectativas en Andalucía con seis millones y medio de andaluces llamados a las urnas, con Andalucía determinante en quien pueda ser el próximo inquilino de La Moncloa, de ahí que la mirada de todos los partidos se centren en donde se elegirán 61 diputados. Hay un sondeo, como todos hay que ponerlos en cuarentena, que señalan que el PP andaluz se quedará en 21 (ahora tiene 33) y que el PSOE pasará de 25 a 31, seis más. Lo que sí es seguro es que ésta tierra será pastoreada por todos los líderes, con un Rajoy que de tanto menearlo por Andalucía terminará cantando por bulerías, el palo que mejor domina. Si ya en mi artículo de la pasada semana daba cuenta de cómo se habían laminado a la eterna Celia Villalobos, con Bendodo de maestro de ceremonias, bueno es echar una mirada a los socialistas.

La lista de Miguel Ángel Heredia es ganadora, dicen y digo. Y a tenor de sondeos internos socialistas y la media de otras encuestas conocidas le dan de cuatro a cinco diputados y los tres senadores, con el fiscal Antonio Morales abanderando lo que será una campaña centrada en la lucha por la igualdad, las políticas sociales; crear empleo y defensa de la justicia y en la lucha a muerte contra la corrupción. Conociendo como conozco a Antonio Morales ésta debe ser la carta magna de los socialistas malagueños y hacer bandera irrenunciable de que el ciudadano debe estar por encima de cualquier otro planteamiento. Morales, fichaje de Heredia, dará un plus a estas candidaturas con una impronta de irrenunciable servidor de lo público, valedor de los desfavorecidos y algo que se suele pasar por alto y que en campaña o programas apenas si merece unas líneas: la cultura como inyección vitalista de una sociedad adocenada y adormecida. Morales dejó profunda huella a su paso por la dirección del Ateneo malagueño, motor de la cultura y del pensamiento en Málaga, tal cual sigue siendo su norte hoy en día.

Creo que el electorado, en general, está necesitado de una campaña donde se pueda respirar sin miedo a abrir puertas y ventanas, capaz de zarandear el avispero aunque ello signifique estar expuestos a picaduras. Es necesario zarandear la modorra, la contemplación, abandonar el laissez faire, incitando a los ciudadanos para provocar su rebeldía y la lucha por la dignidad. De esto saben, y bastante, Heredia y Morales.

P.D.- (1) Luis Carlos Rejón, experto en pinzas, va de tres por Podemos en Sevilla. Munición para los demás partidos.

(2) Teresa Rodríguez, la lideresa andaluza de Podemos, está que trina por la deriva centrista de Pablo Iglesias. Nada preocupante: debate interno.

(3) ¿Qué hará Moreno Bonilla con la imputada y exalcaldesa de Jerez, García Pelayo? Pone un circo y le sale una Gürtel. Y Javier Arenas de pachanguita.

(4) Jaime Reynaud (PP), propenso a encabronarse y de intervenciones histriónicas en la Cámara andaluza se ha superado con el caso Aznalcóllar. A pico y pala, digo yo.

(5) Manuel Chaves, José Antonio Griñán y 50 cargos más de la Junta no salen de su asombro por la instrucción abierta por la juez Núñez Bolaños. Nunca segundas partes fueron buenas aunque en el primer derrape estuviera otra juez, de nombre Mercedes Alaya. Se deducen (de estas actuaciones de los altos cargos) responsabilidades contables y administrativas, que la juez Alaya elevó en su momento a penales.