Por qué los yihadistas, incluso aquellos a los que habíamos acogido en nuestras patrias, odian a Occidente de ese modo, o sea, literalmente a muerte? Ese enigma desazona a sociólogos, psicólogos y pensadores de toda clase, que estos días expelen informes, estudios y reflexiones que inundan la prensa y las redes. Hoy por hoy la cuestión no es esa, sino la de cómo destruir al enemigo, pero choca que no nos demos cuenta de que nuestro modelo de bienestar no sólo es bastante absurdo (consumir masivamente y crear una enorme montaña de basura) sino que es obscenamente excluyente e insolidario con el resto del mundo. Esa otra basura lógica y moral se va acumulando, hasta que alguien la hace estallar. Tan estúpido es justificar de una u otra manera el crimen, cuando lo que hay que hacer es defenderse de los criminales, como ignorar las causas profundas de que éstos hayan llegado a serlo.