Justicia y paze, por Antonio Romero Ortega

En el Talmud se hace una afirmación tremenda: donde hay justicia no hay paz. Lo cual, a mi juicio, se puede interpretar en el sentido de que, para no romper la convivencia, es necesario comportarse, por activa o por pasiva, de una manera injusta. Pongo un ejemplo para ilustrar lo que digo. La sociedad, injustamente, parece que da cierta licencia a que las llamadas «personas mayores» tuteen a quienes son más jóvenes que ellas aunque no las conozcan de nada. Quienes se rebelen contra esta usual pero discriminatoria práctica, a buen seguro que se llevarán disgustos más o menos grandes que, incluso, pueden desembocar en una tragedia, pues ya se sabe que por una chispa se produce un incendio.

Por ello, no es de extrañar que el Talmud diga lo que dice, dado que, como la injusticia está institucionalizada, a quien no esté de acuerdo con dicha institucionalización, no le queda más remedio que pelearse con casi todo el mundo. Pienso que el terrorismo yihadista será difícil de erradicar si los propios musulmanes no se involucran mucho más. También los países occidentales deberán combatirlos, antes de que en ellos la población musulmana aumente como lo está haciendo en los últimos años. Entonces será tarde y mucho más complicado solucionarlo.

El Lote de las Izquierdas, por Antonio Morales

Tal como están las cosas, en Europa, con los problemas terroristas en Francia, no ayudan los lotes programáticos de medidas de las izquierdas, antisistemas, chavistas, anticlericales, por los ataques sufridos la Europa de valores cristianos, con principios de solidaridad, igualdad, fraternidad: que Francia hace gala. El que grupos políticos de la izquierda se posicionen en contra de las medidas de protección que están llevando nuestros socios europeos, es por pensar detenidamente, el sentido de nuestro voto: porque no nos dejemos engañar, por ingenuidades, promesas falsas, contrarias a Europa, porque llamen a la indefensión. Si no se tomara iniciativa alguna, por la defensa, ocurriría, lo que observó un genio como Leonardo, que puso como máxima en uno de sus escritos: «El que no castiga el mal, ordena que se haga». Con los atentados del 11 de marzo, en Madrid, tuvimos división, oscuridad, enfrentamiento, que izquierdistas quieren repetir. Grupos mediáticos, estimularon respuesta canina, por acorralar sedes, por el cambio de dirección política que se produjo con Zapatero: con todo lo que trajo de ruina económica, por sus alianzas con separatistas, efectos llamada, y deterioro de convivencia, política, e institucional, que estamos pagando todavía. La pinza, puesta de manifiesto con el paso del tiempo, entre la inclinación proárabe de los separatistas en Cataluña, y por la izquierda, que en su rechazo a lo español llegó a priorizar la emigración subsahariana o paquistaní, antes que la hispana, demuestran sus intenciones: degradar la convivencia en España que la actual Constitución garantiza. Tal como están las cosas no compro el lote programático de las izquierdas.