El encendido del alumbrado indica el inicio de la Navidad, ya sea noviembre, diciembre o agosto. Por extraño que parezca hay consenso. Da igual el día, pero ese día es Navidad.

Más extraño hubiera sido no cuestionar por qué no han alumbrado igual la calle Larios que las calles adyacentes, o por qué no decirlo, la calle de mi barrio. Este debate durará hasta la cabalgata de Reyes.

Tendríamos que haber hecho encuestas previas o consultas vinculantes, como las denominan algunos. ¿Se imaginan preguntar a los comerciantes de Atarazanas o Carretería si quieren la misma iluminación navideña que en Larios o en la plaza de la Constitución? O, por qué no, y ya para perder el norte, preguntar a los vecinos de la Carretera de Cádiz si quieren que Héroe de Sostoa tenga más iluminación que la calle Larios. Puestos a preguntar y a contentar a todos, por qué no. Durante cuarenta días convertiríamos Málaga en Las Vegas.

Una vez hecha la anterior consulta, antes del alumbrado tendríamos que hacer otra: ¿queremos convertir Málaga en Las Vegas? Sí pero no. Luces todas, pero navideñas, no anunciando salas de juego, y a su vez se generará otro debate: Merry Christmas o El Tamborilero.

No caigamos en el error, los ciudadanos no plantearían ninguna de las anteriores cuestiones. Ni se cuestionan por qué en la calle Larios hay más de 1,6 millones de puntos de luz. Es más, admiran el cielo estrellado azul y blanco que cubre la principal calle malagueña. Protestar protestan cuatro, y algunos incluso «obligados» para así justificar o justificarse ante aquellos a los que de alguna manera representan porque pagan las cuotas, si las pagan.

La mayoría son conscientes de que no se puede invertir en luces navideñas en todas las zonas por igual; no por ello olvidando los barrios, los distritos, pero asumiendo que el centro de la ciudad, principal zona comercial de Málaga, debe ser, y también en Navidad, nuestra tarjeta de presentación como ciudad, no sólo ante los propios malagueños, sino ante los, cada vez más, turistas que nos visitan. Así ha sido siempre y debe seguir siéndolo.

La lógica de las mayorías y la mayoría de los malagueños saben qué hay que debatir o consensuar, como también saben, sencillamente porque no se cuestiona, qué no es necesario hacer. En definitiva, distinguen lo trivial de lo importante. Prueba de ello es que no se cuestionen la distribución del alumbrado navideño, ni si suena mejor Black Friday, Viernes Negro o simplemente Viernes de Rebajas. Y, por el contrario, sí manifiestan su opinión, firme por mucho que los intenten convencer, a la hora de rechazar el trazado en superficie del metro-tranvía al Hospital Civil. Es sencillo, es cuestión de tener más ´luces´, no más alumbrado.