No sé si es empoderamiento ciudadano, al fin, pero 9.200.000 espectadores -más del 48% de quienes en ese momento veían la tele en España­- son muchos. Casi los mismos que viendo un partido con la Selección a punto de colarse en la final del Mundial de fútbol. Pues es lo que obtuvo el debate a tres y una televisado el lunes. Esa especie de Gran hermano político en que hábilmente Antena 3 convirtió la franja del «prime time» supuso un antes y un después en los debates. Y aunque el debate del miércoles en TVE fue un formato más duro, a nueve y sin primeros espadas, su digno 11% de cuota de pantalla da pistas sobre lo mucho que le importa el 20D a la gente. Otra cosa es que le interese tanto el cara a cara del lunes que sí interesa mucho a Rajoy para ganarle a Sánchez, a Sánchez para aparentar el liderazgo que no tiene y a ambos para poner en valor un bipartidismo que hoy no existe en España.

Podemos centrifuga. Es justo reconocer la que ha liado Podemos en la clase política española, tan preocupada ahora en asistir a los debates, sin las imposiciones que nunca debió imponer y que el periodismo nunca debió aceptar. Tan preocupada en la transparencia, en estar en las redes sociales, en cantar o bailar en los programas de mayor audiencia de las televisiones, en apartar a casi todos los imputados de sus listas, en quitarse la corbata, en renovarse... Incluso Ciudadanos, un partido que llevaba diez años bregándose en minoría en Cataluña frente al nacionalismo, ha pegado el salto definitivo cuando Podemos ha puesto a trotar al establishment partidista apalancado en las instituciones, sobre todo desde la sorpresa de sus cinco eurodiputados. Es cierto que la tozudez de Rosa Díez en UPyD, formación con similar electorado que los naranjas, también ha ayudado a ese ascenso. Pero fue el emergente Podemos el que puso en marcha el centrifugado de la emergencia.

Emergentes emergidos. Resulta, por tanto, paradójico, que ante la ocasión única de estas elecciones generales, la gran cita esperada casi desde el 15M, Podemos pareciera desfondarse. Aunque ha vuelto a remontar en los últimos sondeos y está aprovechando bien la campaña. En Andalucía volvería a superar a Ciudadanos, que parece que empieza a pagar su adhesión a Susana Díaz, incomprensible para muchos de sus votantes por la regeneración. Siempre gana el PSOE andaluz respecto a con quienes pacta. El secretario de los socialistas malagueños, Miguel Ángel Heredia, tachaba ayer con intención a Podemos en el Foro Nueva Economía de «izquierda radical marxista extrema por muchos liftings televisivos que se hagan». Y dio en el clavo de lo que clava a Pablo Iglesias al suelo en su asalto a los cielos, la identificación de Podemos con las siglas y los procedimientos de la vocacionalmente minoritaria Izquierda Anticapitalista.

Isótopos acuáticos. Volviendo al Foro Nueva Economía, supimos por la consejera de Educación, Adelaida de la Calle (presentadora de lo que pareció más un mitin de partido que el discurso de un foro económico), que Heredia fue su alumno «brillante y preguntón» en Ciencias Biológicas y que su tesis versó sobre la existencia de isótopos radioactivos en ciertas plantas acuáticas de agua dulce. Pero también supimos que los hijos del diputado malagueño ya se encaminan a las Juventudes socialistas, donde él dio sus primeros pasos en la política en su localidad natal de Mollina. El partido una tribu, una cofradía, una religión, un trabajo, un territorio, un planeta donde habitar dentro de este planeta.

Candidatos por Málaga. Heredia tiene el oficio de toda una vida en la política, para bien y para mal. De ello hizo gala en su discurso y en los debates en los que ha ido participando. El PP malagueño ha encontrado en García Urbano a alguien real, en la línea del propio Rajoy pero sin la mochila de Bárcenas, también sin carisma y con los codos gastados de tanto ganar oposiciones. Aparentemente sincero, García Urbano puede presumir de una gestión en el Ayuntamiento de Estepona que no le ha pasado desapercibida a nadie. Su buena educación con sus adversarios en los debates, incluso cuando valora el talante y los méritos al candidato de Podemos, el profesor de la UMA Alberto Montero, aporta naturalidad donde habita tanta estrategia.

Y Limasa, otra vez. Profesoralmente apasionado, Montero quizá es el que más rédito está sacando de la campaña en Málaga. Francisco Guzmán, de IU o Unidad Popular, es un tipo cercano a quien mirándose al espejo se reconoce mileurista -y con suerte-. La «ciudadana» Irene Rivera, que da la impresión de leerse las respuestas en la radio, está en esa posición de viajera accidental, al haber abandonado tan pronto su escaño en la Junta para conseguir uno en el Congreso de los Diputados. Y aprovechen el finde, que el juzgado de lo social avala la convocatoria de huelga de Limasa para el lunes… Porque hoy es sábado.