La menina de pablo iglesias y las elecciones generales del 20D, por Luis Vinuesa Serrate

Nadie pone en duda la capacidad de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, como tampoco su origen familiar franquista. Claro, no cabría pensar en que la vicepresidenta estuviese militando en filas izquierdistas, porque,( y es mi opinión), se le nota un carácter autoritario y desafiante cuando expuso la lección que su no compareciente jefe Rajoy le hizo aprender de carretilla, para defenderle a él y salir al paso de las acometidas que sus otros tres contrincantes le lanzarían en el debate televisivo del pasado día 7 en La Sexta y Antena 3. Empezaron por criticar insistentamente la ausencia del candidato presidente «en funciones», y tuvo que parar con habilidad los ataques en materia de corrupción que Pablo Iglesias le profirió, con el aplomo y seguridad que sus oponentes no pudieron ni tan solo emular. Don Mariano, espectador de excepción desde Doñana, creo que sudando la situación, vio cómo Soraya conseguía neutralizar las andanadas que le venían de los presentadores y candidatos allí presentes, razón por la cual una vez terminado el debate se tuiteó con su salvadora felicitándola muy efusivamente por haber conseguido suplir su debilidad. Pero de todo ello, hemos de criticar la debilidad de Sánchez, el nerviosismo de Rivera, y resaltar la brillantez y detalle de toda la exposición de Pablo Iglesias, que batiendo su boli fue enumerando uno a uno, con agilidad, aplomo y con pruebas muy bien memorizadas y documentadas, los argumentos que avalaron su intervención. De todo ello, he de reconocer que Pablo Iglesias ganó el encuentro, porque su veracidad, simpatía, acercamiento y claridad en su exposición, fueron convincentes para dejar atrás los titubeos e inseguridades de sus otros oponentes, incluidos los argumentos poco convincentes de la fingida y muy estudiada escenificación de Soraya.