Fue en junio, pocos días después de que Juan Cassá consiguiera entrar en el Ayuntamiento junto a dos compañeros de Ciudadanos. Aquel día vi y escuché cómo alguien le decía, «Juan, la gente no te ha votado a ti, ha votado a Albert y a lo que representa la marca Ciudadanos».Ver cómo alguien le da un puñetazo dialéctico a un político es un placer, porque sabes que eso hace mejores a todos, al que pega y al que encaja. Y así fue: Juan encajó excelentemente el golpe. Juan Cassá y su grupo cambiaron la forma de trabajar en el Ayuntamiento, los plenos ya no son rodillos locales, los concejales gobiernen o no, ahora dialogan y tienen que negociar las medidas. Eso para quienes hemos devorado las tres temporadas de Borgen en pocas semanas nos parece una bendición, ahora que no están de moda según qué pactos. Llega diciembre, y con él la útima de las grandes votaciones que teníamos este año, pero sí que han cambiado cosas: Hay más ganas de participar, de votar y de opinar. Algunos de los partidos emergentes han podido tocar pelo, y se ve que aunque están vírgenes también tienen garbanzos negros, como no podía ser de otra forma. Tengo pendiente preguntarle a quien le soltó un crochet a Juan Cassá, pero no me extrañaría que, de votar a Ciudadanos, ahora la frase fuera al contrario que en junio, y le dijera: «Uno de los motivos por los que votaré a Albert es gracias a ti, Juan y tu papel en el Ayuntamiento de Málaga». Ya nos olvidamos de las coletas, los «no ha nacido en Málaga», los «no le gusta la feria», o de que no son partidos conocidos, no tienen experiencia. Al final en política lo que importan son los hechos. Buenos y malos. Y si no nos gustan se cambia, y si nos gustan pues se vota más de lo mismo. Antes en Málaga las cosas se hacían de una forma y ahora Juan Cassá las hace de otra forma, por esos hechos yo también creo que es ahora Juan quien puede prestarle más de un voto a Albert.