Cuenta Celia Villalobos que su marido nunca se equivoca. Le honra como esposa esa defensa del cónyuge. Se equivoca poco ciertamente Pedro Arriola, de ahí la fe tuerta, más que ciega, que le profesan en el PP. Parece que el gurú no ve nada claro que los populares ganen en la provincia de Málaga. ¡Hombre, claro!.. él qué va a opinar...

El notario está haciendo una campaña muy de omnipresencia, Torremolinos a las nueve de la mañana, encájame un chat, visita a unos astilleros a la hora del segundo café, Benahavís antes de comer... Todo con bonhomía e ímpetu y destajo y didactismo. O sea, todo lo contrario de las recetas que algunos aplican para ganar elecciones. García Urbano -más actos que ruido- sale de esta con el índice de conocimiento elevado como el colesterol en Navidad, pero está por ver (hay un sector del PP que está de hecho ansioso por verlo) si su tirón va a ser el mismo que el de Villalobos. Este sector considera que el nuevo contexto y el concurso de fuertes fuerzas emergentes sería un consuelo de perdedor. Una de las escenas más tremebundas que uno imaginarse pueda es una Celia Villalobos en la sede del PP a las doce y pico de la noche henchida de mala leche gritando: ¡Os lo dije!... Con los jóvenes dirigentes buscándo ágiles un rápido guarecer en armarios, contrafuertes, alféizares y bajos de las mesas.

Pero cualquiera sabe. Todo está por ver sin embargo. Panorama más incierto que Curro Romero a las cinco menos cinco. En el otro lado está Miguel Ángel Heredia, que necesita la victoria para que los críticos no lo esperen en primavera con la alfaca. En caso de pugna entre Díaz y Sánchez por batacazo del segundo, el socialismo andaluz tendrá que definirse. En caso de que no haya debacle también habrá de definirse. El caso es que la pregunta de a quién quieres más si a papá o a mamá va a ser ineludible. De paso, los espectadores políticos saldremos de dudas sobre las filias y fobias de no pocos dirigentes del socialismo local. Claro que también se puede ir en auxilio del vencedor y santas Pascuas. Como aquello de Pío Cabanillas: «Hemos ganado, pero todavía no sé quiénes». Los socialistas tienen hoy a Pedro Sánchez en Torremolinos, un nuevo municipio-símbolo para el partido de Susana Díaz. Díaz prevé acudir también a darse hoy un garbeo por Marbella con José Bernal, donde ayer estuvo una consejera de su Gobierno a prometer cosas sobre la deuda, dado que estamos en campaña. Menos promesas y más manteca al bollo, podría decir un castizo. O alguien que no ha desayunado. Nos está quedando una crónica de bipartidismo, poco acorde con los tiempos, ciertamente; habrá que consignar que Podemos tuvo ayer acto con Alberto Montero y el exjefe del Jemad, Julio Rodríguez, militar rojo y fibroso que da el salto a la política como número dos por Zaragoza. Buenos tiempos en los que los militares quieren escaño y no un caballo y una pistola para poner firme a la peña. IU se medio volcó ayer en un homenaje en La Térmica a Marcelino Camacho, donde su hijo Marcel presentó un libro sobre el histórico líder sindical. La coalición habría deseado más visitas de Alberto Garzón, -hoy viene-, que lo está petando en redes sociales. Málaga, Asturias, Madrid y Valencia son las plazas con más posibilidades (casi las únicas en realidad) para que obtengan escaños.