Sinceramente, creo que una mayoría de gente no tiene duda de que los llamados «papeles Bárcenas» reflejan la realidad de una contabilidad B en el PP, nutrida de comisiones, ni tampoco de que el Presidente del PP estaba o debía estar al tanto de ello, aunque personalmente no se lucrara. Luego la Justicia dirá, pero que eso se piensa, y que lo que se piensa es bastante razonable, no creo que ofrezca mucha duda, como tampoco que sea una práctica indecente sin paliativos. A partir de ahí, no es tan chocante que un candidato se haga eco de ello en un debate con el Presidente afectado, y en cambio es chocante la respuesta de que el acusador es ruin y miserable por haberlo dicho. Los efectos de esa gresca la decidirá el votante, pero lo que no tiene sentido es darse por tan ofendido, ni pasar esa página política, un gran borrón en una ejecutoria en la que hay aciertos no menos indudables.