La Reserva Federal (FED, en sus siglas en inglés) decidió el miércoles subir los tipos de interés tras año y medio anunciando la llegada de «el lobo». La economía de Estados Unidos lleva seis años en expansión y recientemente ha conquistado el objetivo de la plena ocupación (un desempleo inferior al 5%). Los manuales aconsejan una retirada paulatina de los estímulos y esa fue la decisión que tomó su presidenta, Janet Yellen.

Los mercados ya han descontado el efecto de la subida de tipos de la FED en los últimos trimestres. El dolar se ha ido fortaleciendo respecto al euro y las demás monedas. El problema radica en la incertidumbre y la inestabilidad que genera, sobre todo en los países emergentes. Sin duda, han sido los más afectados por la indecisión de la Reserva Federal y lo serán por el cambio de su política.

Las empresas españolas no tendrán excesivos problemas aunque el dolar continúe fuerte (la cotización esta semana era de un billete verde por 1,0994 euros) ya que su endeudamiento es mayoritariamente en moneda común. Tampoco las grandes multinacionales que tienen el suficiente músculo financiero para cumplir con sus acreedores en dólares. Es más, las compañías exportadoras llevan meses beneficiándose de la casi paridad entre ambas divisas al igual que el sector turístico español, que ha visto incrementarse la llegada de visitantes estadounidenses mucho más rentables.

Las que sufrirán son las compañías sobreendeudadas de los países emergentes. Su pasivo financiero es mayoritariamente en dólares y sus monedas respectivas se han depreciado. Las dificultades para cumplir sus compromisos pueden dispararse y no será extraño ver más de una quiebra. Brasil tiene en alerta roja a medio mundo y en septiembre de 2016, cuando el pebetero del estadio olímpico de Río se apague, la superpotencia americana puede colapsar.

El prestigioso economista y premio Nobel Paul Krugman todavía mantiene desde su tribuna del New York Times que los tipos deben continuar en el 0,13% porque las desigualdades en Estados Unidos se agravan. El crecimiento no se traslada igual a toda la ciudadanía. Por su parte, otros analistas consideran que la contención de la FED ha generado gran incertidumbre en los mercados porque congela las inversiones en los países emergentes. Hasta cinco bancos centrales de países en vías de desarrollo han implorado a Yellen que tome la decisión para acabar con la incertidumbre, recuerda el profesor de la Universitat de València Vicente Pallardó. «Llegan tarde porque no van a compensar las distorsiones que han generado», sentencia.

El mundo entero miró a la FED para mover ficha aunque la decisión tampoco ha sido excesivamente atrevida, quedándose en una subida del 0,25%. Eso sí, una vez activada la palanca vendrán otros incrementos que se esperan avanzado el próximo año.

En Europa pasa todo lo contrario. El Banco de Inglaterra mantiene los tipos congelados en el 0,5%, mientras que Mario Draghi sigue con su política de estímulos y no será hasta 2017, como pronto, que se decida a actuar en este sentido. Una prueba fehaciente de que las cosas no pintan bien en el viejo continente.