La Navidad, esa época del año de reuniones familiares, amigos o compañeros de trabajo. Son días en los que haces balance de lo bueno y malo que te pasó o hiciste durante el año con el objetivo de plantearte en los propósitos de año nuevo cambiar aquello que crees que hará tu vida mejor (después volvemos a hacer lo mismo del año anterior).

Esta Navidad, además, ha sido algo especial porque hemos tenido hasta elecciones, unas elecciones que han sido diferentes porque eran cuatro los partidos que creían tener opciones de gobernar, pero que al final fue como siempre porque curiosamente, y según ellos mismos, los cuatro partidos salieron ganadores. Por eso yo, que me eduqué en el deporte, no entiendo de política porque no puedo comprender que nadie pierda nunca.

Son días en los que tienes la esperanza de que te toque la lotería para que te ayude a vivir mejor (dejar de trabajar es imposible) pero como la probabilidad de que seas agraciado con el premio gordo es de uno entre cien mil (según he visto en un reportaje) siempre te queda confiar en que Papá Noel te traiga algún regalo, siempre claro está, en función de lo bien que te hayas portado durante el año.

Al Unicaja, por ejemplo, le han traido un base americano para suplir la baja de Markovic, aunque no sé yo si eso será suficiente para subsanar los problemas que tiene el equipo esta primera parte de la temporada. Es evidente que al jugador serbio hay que sustituirlo porque su baja se va a prolongar tres meses. Tan evidente como que DeMarcus Nelson no es la solución al problema. El problema debe ser algo más profundo y hay que analizarlo con tremenda autocrítica (quizás está faltando) y no culpando al de al lado. Un enorme regalo sí que sería entrar en los planes de la nueva Euroleague, pero para eso habrá que esperar algunos meses. Está en peligro, por el camino, la posibilidad de disputar la próxima edición de la Copa del Rey, algo que parecía que se había corregido porque era nuevamente habitual la presencia del equipo en las últimas ediciones. Todavía no está todo perdido y, como en la lotería, la esperanza es lo último que se pierde. Pero complicado es. Lo peor es que no dependemos de nosotros mismos y el calendario no es fácil. Veremos si ganando tres de los cinco partidos que quedan es suficiente.

Al Málaga, Papá Noel le ha traido un director deportivo nuevo. Arnau tomará las riendas deportivas y el jeque, que ha culpado de todos los males al despedido Casado, dice que va a ser él quien dirija presidencialmente al club. Lo dicho, un propósito para el nuevo año de algo que ves que hiciste mal pero que hasta tú mismo sabes que no vas a cumplir. Y lo peor, de autocrítica nada de nada. La culpa la tiene otro. Aunque por lo menos no miraron al banquillo para buscar ese culpable, que Gracia sí que parece tener poca culpa de todo esto. De todas formas, en el oficio de entrenador nunca te puedes relajar. Según parece, van a intentar traer algunos jugadores pero esto ya lo van a dejar en manos de los Reyes Magos porque a Papá Noel no le dio tiempo.

Estamos obligados a ver el futuro con optimismo. Hay que hacerlo siempre y mucho más en estas fechas. Y soñar. Soñar con que Unicaja vuelva a ganar un título con Alberto Díaz en pista y con otros jugadores malagueños empujando por entrar en el equipo. Soñar con que el Málaga se mantenga en Primera División y se construya un equipo para cotas mayores (jugar en Europa por ejemplo). Nuestra ciudad y nuestro deporte merecen que esto de lo que hablo sea la realidad y no sueños inalcanzables.

Pero esto es deporte, algo que nos apasiona pero que no es lo más importante. Y por eso quiero acabar felicitando la Navidad a todos y desear que el año que viene sea mejor que este, que podáis encontrar la felicidad y que alguno de esos sueños que todos tenemos se puedan cumplir. Hacerlo disfrutando de la gente a la que queréis y que sabéis que os quieren, de los amigos de verdad que son pocos pero muy grandes, y de cada momento porque son irrepetibles y esos momentos forman nuestra vida. Ahora bien, si no se cumplen, no hagamos como otros, seamos autocríticos y busquemos solución para salir adelante sin culpar siempre al que tienes al lado.