Una animada conversación entre abuelos, padres y nietos acerca de la última entrega de Star Wars no es nada insólita. El que esa conversación no sea en tono paternalista (como se habla a los niños), sino tomándose muy en serio todos la historia, pero a la vez con la carga de ironía y humor que es propia de la misma historia, sería la prueba definitiva del triunfo de la saga, uno de los pocos nudos en los que las culturas tan diferentes de tres generaciones pueden encontrar una zona común. La saga Star Wars no ha recibido todavía el Nobel de la Paz, ni el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, pero eso se debe solamente al impostado empaque de los jurados respectivos. En el fondo del fondo el éxito de la saga denota también la vigencia del paganismo religioso de los pueblos del Norte, que nos llegaba a través de la saga artúrica, una de las dos grandes religiones de Occidente.