La corrupción

En las recientes elecciones, Ciudadanos y Podemos han basado su campaña en denunciar los casos de corrupción que se han descubierto en el PP y en el PSOE. La causa era innegable y el tema grave, ya que socava la confianza, imprescindible para que la democracia no se desmorone. Y ahí están los resultados. Todos estamos en contra de la corrupción cuando se manifiesta en su dimensión económica. Pero limitar el fenómeno solamente a la apropiación fraudulenta de dinero es un diagnóstico incompleto. Resulta más complejo reconocerla en otras facetas, porque la corrupción es como un monstruo de muchas cabezas. Ante la apropiación indebida de unos dineros nuestra sociedad se escandaliza, y reacciona. Pero ante el hecho de rechazar la vida recién concebida de millares de personas, le llama progreso, y no reacciona. Ya es hora de reconocer que aquí lo que está corrompido es un caldo de cultivo que endurece corazones, distorsiona el sano juicio colectivo, y permite muchas injusticias, entre otras robar dinero con bastante impunidad, o mirar hacia otro lado mientras no se respetan vidas humanas.

José Murillo. Málaga

Redenominar las calles

Síntoma de la inmadurez de nuestra democracia es que todavía haya quienes pretendan seguir honrando a los autores o cómplices de la dictadura dedicándoles las calles de España. Pero, víctimas casi todos sus vecinos de los inconvenientes que supone el cambio de nombre, convendría facilitar en lo posible esa debida rectificación. Por ejemplo: en la calle Hermanos García Noblejas de Madrid, que por su extensión afecta a muchos ciudadanos, quizá sería posible encontrar algún García que mereciera ese honor; y en otros casos, nombres que de alguna manera pudieran facilitar su rectificación.

Teresa Herrera Romeo. Málaga