Yabba Dabba Doo. Pablo juguetea con Pedro como Pedro Picapiedra lo hacía con Pablo Mármol. Brontosaurio aparte, el líder de Podemos lo hace sin miramientos, exhibiéndose en público, conocedor de lo entretenido que está el candidato socialista haciendo la maleta para vivir en La Moncloa. Ya se divirtió con él en campaña; lo zarandeó tras el 20D intentando que cayera en la trampa de que relegará la agenda social frente al «derecho a decidir»; y el viernes intensificó su ofensiva contra el PSOE lanzando un misil a la misma línea de flotación de los socialistas con una propuesta envenenada, menospreciando a los militantes socialistas, y evidenciando que ellos son los que marcan los tiempos y el compás. Y sin ningún tipo de rubor, saltándose incluso sus promesas de que no entrarían a formar parte de un gobierno que no presidieran y sin convocar ese referéndum que harían con sus bases para trazar la política de pactos. Nada. El discurso de los círculos, asambleas, liderazgos compartidos y demás postureos les han durado menos que la beca a Íñigo Errejón, y se ha confirmado lo que aventuró el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en la famosa cena en casa de José Bono cuando le dijo al líder de Podemos: «La Democracia te cambiará a ti más de lo que tú cambiarás a la Democracia». Por lo pronto ya ejerce el poder en su partido al igual que Mariano Rajoy, desde arriba.

En un alarde de tacticismo político y de escenificación perfecta, Pablo Iglesias compareció en el congreso de los diputados tras despachar con el Rey para anunciar que ya son tan «casta» como sus colegas de escaño. Bueno, no lo dijo así de claro, que Iglesias de pico anda sobrado, pero su propuesta entronca con los principios de la «vieja política» que tanto repudia. Vino a decir que en un gesto de generosidad le cedería la presidencia del Gobierno a Pedro Sánchez y que él se conformaba con ser un simple vicepresidente y controlar áreas menores sin importancia como la cartera de Interior, Exterior, Economía, Educación y Defensa y crear un «Ministerio de Plurinacionalidad» en manos de En Comú Podemos (la facción de Ada Colau) para dar una solución al desafío soberanista catalán. Ésta es la carta que le presentó al Rey, que aunque el nuestro no sea mago (no creen en él y en las cabalgatas), se la entregó para que se cumplan sus sueños y con la posdata de que también querían controlar Televisión Española. Ojo, tuvo el detalle de dejar en manos de los socialistas la cartera de Deportes, que otros cuando se ponen, se ponen.

Hay que reconocer que Iglesias es superlativo en lo suyo. En una misma rueda de prensa arrinconó a Pedro Sánchez, lanzándole otro cebo para que caiga en su trampa con un desafiante «ahora veremos quién manda en el PSOE», y provocó que Mariano Rajoy disponga de más tiempo libre y declinara formar gobierno en primera instancia. Sí, Iglesias es bueno en lo suyo. Muy bueno. La propuesta de un gobierno PSOE, Podemos (con sus satélites territoriales, que ya se frotan las manos), IU y al que deben sumar a los conservadores del PNV y los independentistas y radicales de ERC y DiL pilló a Sánchez entrando al despacho del Rey para comunicarle que trataría de formar gobierno sin saber que a unos kilómetros de distancia ya se estaban repartiendo las carteras de un hipotético ejecutivo. Una más que suma el candidato socialista, que parece no enterarse de qué va la película, y que va siempre a remolque de Podemos. Sólo tomó la iniciativa horas después de cosechar los peores resultados de la historia del PSOE para anunciar al alba que se presentaría a la reelección de la secretaría general del partido.

Queda por ver si este nuevo movimiento calculado de Podemos es un oferta real para formar un desgobierno (una amalgama de partidos con un Senado en manos del PP haría una legislatura demasiado convulsa) o es una nueva trampa que activarán durante las negociaciones con planteamientos extremos que saben que no podrá asumir el PSOE -como defienden los barones, Felipe González, Alfonso Guerra, Rubalcaba, Medina...-, y al que responsabilizarán de que en España no se forme un gobierno «progresista y de «cambio». Un leitmotiv que sería el nuevo eje de una campaña electoral para terminar por devorar al PSOE como la fuerza hegemónica de la izquierda. Pablo Iglesias ha movido ficha cuando nadie se esperaba una oferta tan agresiva. Se lo puede permitir, siempre gana. Si hay gobierno podría asumir carteras claves y si no hay gobierno y se convocan nuevas elecciones rentabilizará que los socialistas se opusieron a un pacto de izquierdas. Pablo Iglesias siempre gana, como la banca. Pablo juguetea con Pedro. Yabba Dabba Doo.