Enero es terrible. Nevadas en Estados Unidos dejan ya decenas de muertos y hasta en Chile, donde debieran estar disfrutando del verano, El Niño más extremo en décadas propició ayer un temporal por lluvias torrenciales que en las costas llegó acompañado de olas de más de cinco metros. De esas que algunos, a la caza del «selfie» imposible, las convierten en mortales. En el fútbol también genera destrucción y caos esta primera página del calendario. Pero ni siquiera Platini, ahora inhabilitado por la FIFA para los próximos ocho años, pudo reparar tanto destrozo.

Sólo unas semanas después de convertirse en el peor azote en los despachos que haya conocido el malaguismo en toda su historia, por aquella sanción que hundía buena parte de los sueños internacionales del club de Martiricos, desde su trono dorado como presidente de la UEFA, el propio Michel Platini arremetía otro 25 de enero como hoy, en 2013, contra mercado invernal en Europa. Se refería a conjuntos capaces de reforzarse a golpe de talonario y de perjudicar el curso de las competiciones de manera radical.

Wenger era uno de los entrenadores de la Premier inglesa que más rotundo se había mostrado al respecto. Era partidario en su caso de que hubiese un máximo de dos incorporaciones por plantilla y de que se evitasen los casos de enfrentamientos ante un equipo «totalmente diferente al de la primera vuelta». Que le pregunten a Eduardo Berizzo, que ha visto cómo su paisano y no sabemos si aún amigo Diego Pablo Simeone le arrebataba en este mercado para el Atlético de Madrid a la única pieza insustituible del Celta, el capitán Augusto Fernández. Bien es cierto que en estos traspasos siempre hay condicionantes. Y la familia influye. Muchísimo. El internacional albiceleste se había quejado recientemente, por ejemplo, de la falta de aparcamientos para jugadores y allegados en el estadio de Balaídos durante los días de partido.

Mucho más cerca, durante estas fechas de mercado hemos visto hacer las maletas a Nordin Amrabat. La primera gran tarea de Arnau como sucesor de Mario Husillos en los pasillos del Málaga CF es la búsqueda de un recambio de garantías al internacional con Marruecos. El cierre del periodo de fichajes expira este próximo viernes justo a las doce de la noche, por lo que el estrés en los despachos empieza también a hacerse notar en la capital costasoleña. Pero quizás no sea nada comparable al ataque de nervios que se palpa en el seno del representante provincial en Segunda B, el Marbella.

En los últimos días que vive el granadino José Manuel Hernández como director deportivo del club presidido por el ruso Alexander Grinberg -acaba precisamente de comprometerse con el Málaga CF para diseñar la próxima campaña-, la plantilla dirigida desde el banquillo por Loren se ha quedado en cuadro para la segunda vuelta. «Nos hace falta un delantero como el comer», lamentaba el entrenador este sábado. Sólo le quedan 18 fichas, tras perder en este mercado a Fabiani, Jorge Barba, Álex Portillo o Ayub y contemplar cómo hasta el Europa FC gibraltareño le ha dejado sin opciones de repescar a Iván Moya. Y el agujero puede ser aún mayor, porque un equipo holandés lleva semanas con los ojos fijados en la polivalencia de Cubo y Sielva. Enero adultera ligas a golpe de talonario.