Autónomos, por Gustavo García-Valdecasas Cano

Digamos que ningún político, rara avis puede haber, dedica un poco de su tiempo ocioso pero remunerado para prestar un poco de atención a los que tejen la red empresarial más grande de España; lo que sí hacen es empujarlos a fuer de mensajes, animar a to quisqui, sobre todo a los jóvenes, a ser emprendedores. Emprendedores y autónomos, pero nadie explica el drama por el que tienen que pasar, los nuevos y que los que lo hicieron, están pasando. Las pequeñas empresas, ésas que alegran calles, ésas que nutren al capital, entre vecinos, ésas donde podemos comprar una tela como pintura, tomarnos un café, o comprarnos dulces, arreglar unos zapatos; ésas que solo tienen un trabajador, el autónomo emprendedor que se deja la piel, la juventud, la familia, los amigos, las vacaciones, todo a un lado para sacar adelante una pequeña empresa, por la que pagan impuestos, sinsabores y disgusto. Pero... aparte de las mil trabas, los bancos y los políticos con quien echarse al ruedo, están desprovistos de las ventajas de los trabajadores por cuenta ajena; digamos... de las cotizaciones, que pongamos de media 320 €/mes, para tener prohibido hasta pillar una gripe; aunque la definitiva injusticia, tremenda, es la de pagar lo mismo si ganan mil euros al mes o si ganan 3 o 5 mil al mes; la desproporcionalidad es la base. Y no Podemos (adalides de la igualdad), y no, no hay PSOE (reyes de las promesas), tampoco hay PP (que se fueron a comprar tabaco… y tal día se olvidaron de volver). Dejan a los autónomos con lo puesto hasta la precaria jubilación que no saben si habrá tal, mientras que los políticos con grandes sueldos se reparten el pastel. Emprendedores vs autónomos, que coticen en proporción a lo que ganan, los que ganan más, cotizan más, pero con los mismos beneficios que los que ganan menos, y cotizan menos. Eso es igualdad. A lo que hay se le llama ¿hacer el primo?