La paternidad (o maternidad que aunque no son lo mismo para el caso que nos ocupa sí) es una de las cosas más importantes que nos pasa en la vida, a los que nos pasa. Pero no menos importante es el padrinazgo porque cuando alguien quiere que tú seas protector de su familia deposita la mayor confianza que se puede depositar. Como comúnmente se dice: la familia te toca, los amigos te eligen. Ser ahijado o padrino es un vínculo que va más allá de los implicados, también afecta a la amistad o la tradición.

En muchas ciudades existe el concepto de hijo adoptivo, que es algo así como el madrinazgo de una ciudad a alguien por su valía o sus méritos.

Málaga que no es número uno en casi ninguna estadística, y tan siquiera es capital de nada, tiene en su haber la fama de ser muy acogedora y de que la mayoría de los que vienen de fuera, si pueden, se quedan para siempre. Eso ha hecho forjar muchas relaciones con gente de todo el mundo y crear una ciudad cosmopolita y repleta de mezcla.

Hijos adoptivos de Málaga son Antonio Gala, Vicente del Bosque, Miguel Romero Esteo o el abogado José María Davó. Todos ellos por su relación con la ciudad de Málaga o con la provincia han recibido una mención especial. Romero Esteo genial en su obra y excesivo en casi todo como decía Marín Cejudo en un reciente artículo. Del Bosque muy implicado en el deporte San Pedreño. José María Davó prestigioso abogado, de Jaén, pero con vida hecha en Málaga, cuyo homónimo hijo no podrá ser hijo adoptivo de la ciudad, pero será hijo predilecto, si no, al tiempo. Málaga tiene muchos hijos pero también tiene muchos ahijados o hijos adoptivos que la quieren.

Sigamos dando la bienvenida a quien de fuera cuida Málaga, a veces incluso, mejor que nosotros mismos.