El PSOE quiere que se casquen 6.000 euros de multa a quienes tiren petardos. Luego dicen que los de Sánchez no deben gobernar. La propuesta ha salido adelante en la comisión de Economía, que por lo que se ve de sus resoluciones no resultó ser una petardada. En Málaga hay una gran afición a los petardos. Sobre todo en diciembre. Y en enero. En febrero y también en marzo y abril. Bueno, se nos iría la columna con el mensuario. Ya en 2005 los socialistas intentaron una mayor penalización de esta costumbrita que si se acotara en unas fechas concretas y unos horarios podría ser soportable, pero que sin embargo, gracias a estos paisanos pirotécnicos nos amarga la existencia en lo que deberían ser pacíficas madrugadas o alegres aglomeraciones. Tenemos ejemplos de ciudades donde se puede petardear de día y durante las fiestas y hasta hay zonas especiales donde uno puede irse tranquilo y hacer todo el ruido del que sea capaz.

El que suscribe ha estado muy cerca de saber lo que es el infierno en esas amanecidas de fin de semana cuando se juntan en el ambiente un escape libre, un par de buenos petardos, el berreo de un peque y el vecino con su afición a compartir la música que escucha. Esto no es un artículo contra los petardos y sí contra el ruido a deshora y la falta de educación. Qué descansada vida la del que huye del mundanal petardeo. Fray Luis de León bien podría haber sido ponente de una de estas comisiones. No daría un ruido. El silencio es a veces el ruido más fuerte de todos. Demasiados de nuestros paisanos quieren hacer ruido, lo que es muy distinto de que se quieran hacer notar. Hay que hacerse notar por dar a la ciencia un descubrimiento o por ser una belleza o componer una novela, ganar al tenis o por destreza nunca vista en petanca. Por ejemplo. No por tirar petardos a destiempo y con alevosía asustando niños, infartando perros, soliviantando ánimos, borrando buenas disposiciones, rompiendo nervios y corroyendo paces de espíritu. Nadie escarmienta en multazo ajeno y el prohibir nos repugna casi tanto como el ruidaco. La comisión no ha hecho mucho ruido.