Sabido es que la obrita de la calle Madre de Dios es una de las mayores chapuzas jamás perpetradas en el urbanismo malagueño. Día sí día también tenemos alguna baldosa hundida, suelta o rota. Las cosas del terremoto, digo yo. El estado de esta vía es absolutamente lamentable, quedando aún más en evidencia tras la finalización del tramo de reurbanización de Casapalma y Cárcer. Ahora, como es habitual, aparecerán cuatro operarios de la concesionaria de turno a echar medio kilo de arena y una botella de agua para reforzar el débil basamento y a esperar a que se vuelva a romper. Plan estratégico, digo yo.

Igual -o peor- está la cercana plaza de la Merced, la gran obra del paquismo en legislaturas anteriores. El tramo que finaliza en la plaza de María Guerrero es música para los oídos, pasar con la moto por ahí es recibir un maravilloso masaje cervical a costa de las baldosas sueltas. Por no hablar del pavimento hundido en el lateral de calle Álamos. Al menos, está claro, hay un sitio que no va a sufrir las calamidades del tráfico rodado, obviamente hablo de la zona norte, donde las terrazas van invadiendo cada vez más espacio a los peatones. Por acabar con el repaso, trasladémonos ahora al lateral del cine Astoria y Victoria, al que también podríamos llamar el trastero de la Merced. En cada evento que hay por la zona, se valla esta parte de la plaza y se convierte en camerino, almacén, zona VIP o lo que haga falta. Al final, claro, los nombres de los residentes ilustres de la zona se han ido fundiendo. Con lo bonito que quedaba en el render del proyecto. Total, que el entorno se ha convertido en un museo al aire libre de la obra pública chapucera. Cutreces elevadas a la máxima potencia made in Málaga. Cuidado con los tobillos en esta ciudad genial.