Definitivamente me equivoqué de oficio. Creo que como cientos de malagueños y de ahí la tasa tan abultada de paro. Aquí, en esta ciudad eligida como el paraíso del sur de Europa, el trabajo del pasado, con mucho presente y más futuro es el de consultor. Senior o junior, da igual.Hay un amplio abanico por explorar. Iría desde la consultoría ciudadana, que no popular, pasando por la vecinal, pero filtrando asociaciones amigas o enemigas, hasta alcanzar el top de la consultoría técnica, civil y casi religiosa. Es una profesión que tiene hoy en día más demanda que la de ser miembro de una comisión municipal de trabajo, recurso añejo usado por los políticos de finales del siglo XX y principios del XXI para no solucionar los problemas ciudadanos. Pero los tiempos cambian, llegan nuevos partidos y aunque la profesión de consultoría siempre ha tenido en esta bendita tierra numerosas oportunidades, ahora es clave para no avanzar en el desarrollo de Málaga A ver. Málaga puede que sea la provincia española más estudiada al detalle con permiso de Google maps. Si buceamos en los cientos de consultorías pagadas con dinero público (tren litoral, AVE a Marbella, planes territoriales, prolongación metro-tranvía a la Axarquía, corredor ferroviario, decenas de estudios de distintas líneas del metro, intercambiador, metro al PTA, auditorio de música, Baños del Carmen, el incombustible encauzamiento del río Guadalmedina...) tendríamos una foto tan exacta que incluso se podría acertar en el número de ingleses sonrojados residentes habituales que optan por el transporte público para recorrer la Costa del Sol. Un dato valioso, sin duda.

Sé que lo antes citado tiene todos los tintes de ser una parida. Una más, pero piensen durante unos segundos en las soluciones que nos están dando los que nos gobiernan, los que están en la oposición y los que cabalgan a lomos de ambos bandos. Por ejemplo. Tenemos un problema crónico desde hace más de diez años para ver qué se hace en los suelos de Repsol y tras interminables estudios, proyectos y consultorías lo más que se acierta a decir es que se hará una consulta ciudadana (que no popular) para definir un proyecto valorado en unos cien millones de euros. ¿Qué tipo de consulta? ¿Una consulta a toda la ciudad o sólo a los residentes de los barrios más cercanos? o ¿se hará una consulta para ver qué tipo de consulta? Sí, por que para decidir si se hace el metro que ahora es tranvía hasta el Hospital Civil se optó también por una consulta, con la diferencia de que aquí se haría sólo entre los vecinos de las zonas afectadas. ¿No puede opinar el ciudadano de Carretera de Cádiz? Quizás haya que encargar una consultoría también para definir que tipo de consulta se hace y si es vinculante, pues ya conocemos a nuestros clásicos.

Resulta cansino que después de tantos años de estudios, de informes y de consultorías lo menos que se le exige a los políticos es que tomen decisiones y que traten de alcanzar un acuerdo sobre proyectos claves para la ciudad. No hablamos de si pintamos de color rojo o azul los columpios de un parque infantil, se trata de inversiones millonarias que en el mejor de los casos están firmadas, comprometidas las inversiones con Europa y nos encontramos ahora que la solución a todo es montar una consulta o pedir nuevos informes y realizar nuevas consultorías

Una parte de la situación actual proviene de la táctica indefinición del alcalde de Málaga. En la hemeroteca de los periódicos de Málaga localizo en escaso periodo de tiempo titulares como «De la Torre no da por cerrado el tranvía al Civil»; «De la Torre pide reflexión sobre el tranvía y propone llevarlo al PTA»; «De la Torre rectifica y trata de convencer a los vecinos para que llegue el tranvía al Civil», «De la Torre asegura a los vecinos que no habrá tranvía sin su consentimiento y retoma la idea de usar esos fondos para acercar al máximo el túnel del metro a la plaza de La Marina»; «De la Torre apuesta por el tranvía al PTA pero el Gobierno trabaja en el Cercanías» o, cuando presentó su programa electoral en 2015 «Hay líneas de trabajo con la fundación Ciedes para llevar el Cercanías al PTA». Ante este tsunami de calculado equilibrio no me extraña que su equipo de trabajo encargue auditoría tras auditoría para que el jefe tenga más munición en la que apoyarse o se aplace la decisión sine die con la cortina de «una consulta popular». Y cabe otra posibilidad, si no me gusta lo que dice, como pasó con el concurso del Guadalmedina, me hago un Groucho Marx y encargo otro.

Esta patología no afecta sólo al Ayuntamiento de Málaga, incluso puede ser peor en el caso de la Junta de Andalucía, que debe haber talado medio Amazonas imprimiendo los numerosos documentos sobre los incontables estudios e informes pagados para ver por donde traza el tren prometido en 2004 hasta Marbella.

Ya lo digo, me equivoqué de profesión, pero aseguro que a mis hijas no les pasará lo mismo y puede incluso que los informes que hagan sean sobre la viabilidad del metro al Hospital Civil o al PTA, la prolongación del Cercanías al PTA, el estudio del trazado del tren litoral y, sin duda, participarán de forma activa en qué hacer con el encauzamiento del río Guadalmedina.