No puede ser una cobaya

El permiso de las autoridades británicas a la manipulación genética con embriones humanos rompe el consenso internacional respecto a los límites éticos de la investigación, reconocidos por los principales Convenios que han sido elaborados con el concurso de la propia comunidad científica. Dichos Convenios exigen expresamente la protección adecuada del embrión humano en su dignidad y su identidad con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina.

También el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha establecido la imposibilidad legar de patentar descubrimientos que requieran la manipulación y destrucción del embrión humano, fundamentada en el respeto inherente a su dignidad como individuo perteneciente a la especie humana. La decisión de la autoridad británica otorga una peligrosa carta blanca a los investigadores al dejar sin protección a los embriones humanos, que podrán ser utilizados como cobayas de laboratorio.

Jesús Domingo Martínez. Málaga