Al dar casi todos por hecho que, salvo milagro, Rajoy no será el próximo presidente, voy preparando su necrológica (política) para adelantar. Suele decirse que no hay necrológica mala, pero apurando al ras la cuchilla de la objetividad, no sale tan desdichada. Empezó a sacar a España del pozo de la economía y restauró la confianza internacional, si es que fueran dos cosas. Tampoco hizo tanto destrozo en el Estado de Bienestar, o no mucho más de lo que bajo la crisis hubiera hecho la izquierda. Esto en su activo. En el pasivo, que con esa mezcla de indolencia y soberbia diera alas al secesionismo, y, sobre todo, que no cortara de raíz la corrupción en su partido. En su etapa se abrió la brecha social y arruinó la cultura. Si por milagro resucitara, ya sabría lo que hacer para arreglar la necrológica, con vistas a la siguiente (también en política es ley que antes o después se muere uno).