Zidane podrá decir lo que quiera, pero en estos momentos el Madrid tiene perdida la Liga. Nueve puntos de desventaja frente a un Barcelona que cuando no resulta brillante, algo por otro lado muy difícil, dada la calidad de sus jugadores y la perfección de su sistema, sabe tirar de eficacia para resolver los partidos es mucha distancia a limar. Las marcas de Guardiola, y las prestaciones de aquel equipo, parecían cosa imposible ya no de superar sino de igualar, y sin embargo Luis Enrique es capaz de navegar por aguas tan complicadas como las que supone ir en un barco plagado de estrellas y de jugadores cargados de títulos para encontrar nuevas cimas que dejar atrás.

No puede reconocer Zidane que la Liga está perdida, y menos los jugadores, estaría bueno, aunque sólo sea como venía a decir Marcelo después del partido en Málaga por vergüenza torera, pero la sensación que da el Madrid es de que lo tiene todo perdido. El Madrid de Zidane arrolla de momento en el Bernabéu a los débiles y falla rotundamente fuera de casa, hasta el punto de que no ha hecho ningún partido convincente como visitante, ni siquiera en Roma, ante un rival que tampoco es gran cosa, lo que da medida del desequilibrio del equipo, de lo poco trabajado que está.

Dijo Zidane nada más llegar que el problema era físico, que el Madrid de Benítez no carburaba porque no estaba bien de fuerza y de velocidad. Este punto de vista se acaba revelando como curioso con el paso de los partidos porque el Madrid estará mejor físicamente, pero lo que es en cuestión de fútbol sigue por los mismos derroteros que con Benítez, es decir inseguro, débil en el concepto defensivo y frágil de recursos.

Llega pues el momento de plantearse qué es lo que aporta Zidane a este Madrid. Mucho criticar los abrazos y buen rollo del Barcelona, pero resulta que los blancos caen en lo mismo, hasta el punto de que parece que es lo mejor que sale del entrenador francés. Se destaca que hay buen ambiente en la plantilla, como en los tiempos de Ancelotti, del que el galo era ayudante.

Aquella etapa del italiano se saldó con una Liga de Campeones, el clavo ardiendo al que se agarra ahora el Madrid, en otra vez malos tiempos para Florentino Pérez, al que se le abren las carnes pensando que puede vivir otra temporada sin títulos. Y es que como en tantas y tantas actividades el gasto económico no es garantía de éxito, por mucho que se empeñe el ser superior, que decía Butragueño.