Va marchándose este febrero bisiesto cargado de polvo norteafricano suspendido, proyectando sobre nosotros oscuridad y sofoco. La calima nos va dejando y esta bruma nos acerca a la memoria de admirables amigos quienes partieron tras su paso y que la huella del tiempo tan solo hace reafirmarlos en nuestra reminiscencia. Parafraseando a Edgar Allan Poe, a la muerte hay que tomarla de frente con atrevimiento y después invitarla a una copa. El pasado día 21, se cumplieron veintitrés años del fallecimiento de Gonzalo Martín Tenllado, trompetista, musicólogo y profesor. Catedrático de Estética e Historia de la Música en el Conservatorio de Málaga, licenciado en Geografía e Historia, doctor en Musicología por la Universidad de Granada y director de la Cátedra de Música Rafael Mitjana de la UMA. Con una dilatada experiencia como intérprete instrumentalista, perteneció durante muchos años a la Orquesta Sinfónica de la ciudad. Profesor titular de la Universidad granadina, su pasión por la investigación le hizo publicar numerosos trabajos además de ser un reconocido ponente. Conocí a Gonzalo en el actualmente postergado convento de San Agustín, Facultad de Filosofía y Letras, y desde el primer momento tuvimos, con su sabiduría y mi inquietud de novel estudiante, una fluida comunicación la cual se transformó en una sincera y enriquecida amistad que perduró siempre. Gracias amigo por haber sido el preceptor de un grupo de bisoños aprendices de la vida. Pienso cuando te volvías sonriéndome. Reflexiono en cómo ha pasado el tiempo, y te recuerdo así. Tras la música de la evocación, pasamos a la pintura. Hace unos días se presentó el cuadro que configura el cartel de la Hermandad de la Paloma 2016, realizado por el artista Manuel López Fernández, quien con su conmovedora maestría plasma, con un realismo figurativo muy acertado, la esencia de esta cofradía en la calle, invitándonos a seguirla bajo la guía del Espíritu Santo.