El PSOE y Ciudadanos se han puesto de acuerdo. Ya es un paso. Por supuesto, como en todos los acuerdos políticos, siempre están los que muestran su disconformidad: «Votar al PSOE es votar a la marca blanca del PP», dicen algunos; «voté a Ciudadanos para que pactara con el PP, no con la izquierda», dicen otros. Lo mismo pasó en su momento cuando Juan Marín decidió mantener a Susana Díaz en la presidencia de la Junta.

De algún modo, y poniéndonos democráticos, esto que han hecho PSOE y C´s es un paso adelante. Sobre todo porque ha dejado claro que la política no tiene por qué convertirse necesariamente en un espectáculo. Podemos se ha retratado y se ha quedado fuera de juego por ahora. Los socialistas decidieron poner pies en pared y centrarse en el trabajo de verdad, el callado. Y ahí estaban Rivera y Villegas, trabajando en los despachos para pactar. Sin tanta rueda de prensa, sin lanzar faroles de mal jugador de mus al estilo de Pablo Iglesias. En general, Ciudadanos ha tomado el papel que muchos esperábamos: ser un partido decisivo en el cambio.

Impensable pero cierto, lo que en campaña se antojaba imposible es hoy una realidad. Las palabras se las lleva el viento y en las negociaciones hemos descubierto parejas imposibles y matrimonios perfectos.

Una pena, de verdad, que al final el más votado vuelva a quedarse solo. Rajoy sigue con ganas de nuevas elecciones, Cospedal sigue buscando un pacto con C´s y los socialistas€ Es decir, el PP sigue en su nube de irrealidad. Por eso está prácticamente fuera. Ellos no han dado el paso y se han diluido. Va a ser verdad eso de la importancia de un simple paso.