Hay algo en el modo de realizar su juego Pedro Sánchez que evoca la diferencia entre el mundo real y el mundo virtual, la memoria en papel y los bits, la física tradicional y la cuántica. Cuando las punto com, había compañías que valían miles de millones en el mercado Nasdaq, hasta que la burbuja estalló y el mercado se hundió. Pero también es verdad que luego Microsoft, Apple o Google desplazaron de la cabeza del valor en Bolsa a los gigantes de otro tiempo y sus enormes factorías con cientos de miles de empleados. ¿Es Pedro Sánchez un genio de la política, capaz de armar un juego virtual de equilibrios portentoso y subirse encima hasta tocar la Presidencia, o un simple bluf? De momento los pesos pesados del PSOE, presentes o pasados, le han dejado desarrollar sus maniobras hipnóticas, pendientes de la jugada siguiente, sin saber si él sabe cuál es. Mejor será que sí.