¡Apuesten, señores!, por Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte

Este sería el eslogan final para constatar todas las mentiras lanzadas en las campañas electoralistas: «Donde dije digo, digo Diego». No se molesten en tirar de hemerotecas para hacer las pertinentes verificaciones de los engañosos discursos politiqueros. Mienten. La noticia de hoy: «Ciudadanos rectifica su estrategia y votará a favor de la investidura de Sánchez» ¡Flipante! ¿Pero ustedes no creen que alguna de estas casas de apuestas deportivas (para corroborar que todo esto es un juego), podrían abrir un atractivo envite nacional? Así, se revertiría la apuesta que los ciudadanos hicieron previamente en las urnas. Los participantes podrían hacer uso de esta lotería, para ver quién se lleva el suculento premio de la combinación ganadora (a ser posible en billetes de quinientos), a esta gran competición desleal. Claro, tampoco apuesten mucho, que lo mismo se lo lleva el señor Miguel Ángel Revilla, que tablas (como las de Moisés) no le faltan.

Si no quieres, dos tazas, por Javier Cobo Antón

Casi tres cuartos de los españoles hemos rechazado firmemente la amarga sopa del PP. En castigo, el sistema imperante nos quiere imponer el tomar de inmediato otra taza casi de lo mismo. Si el PSOE, a pesar de ciertos tintes rojos en la sopa para disimular aquí su semejanza con la derecha, ya votaba más del 80 por ciento de las veces con el PP en el Parlamento Europeo, ahora, al escoger sólo a Ciudadanos entre los dos nuevos partidos, quita toda ilusión de alternancia a la izquierda, por más que apele a su programa «progresista». Las promesas electorales, decía el ínclito socialista Tierno Galván, están para no cumplirlas; y el PP perjuró el año pasado que había cumplido más del 93 por ciento de su programa. En este su suicida giro a la derecha del PSOE han tenido mucha culpa los dirigentes de Podemos, por su inexperiencia, soberbia o maquiavelismo-leninismo barato. Sin embargo, el mayor poder en votos y su posición central le dan la mayor responsabilidad al PSOE. Más aún, ha agravado su responsabilidad por maniobra final de pacto unilateral sin avisar, lo que le confirma como máximo responsable de que tengamos que elegir ahora entre dos derechas, dos PP. Mucho tendríamos que trabajar todos para que no suceda como con aquellos dirigentes que daban a elegir al pueblo entre ellos y el caos y, cuando éste escogía el caos, replicaban que no les importaba, porque ellos eran también el caos.