Tengo una pregunta para usted. Parafraseando al legendario programa, eso es lo que le vino a decir Pedro Sánchez al militante de a pie. Al de a caballo, incluso. Sin embargo, la pregunta es ambigua y tramposa y de respuesta inducida. No se inquiere acerca de si se prefiere un pacto con Ciudadanos o con Podemos. No se pregunta si se inclina usted por la izquierda o el centro/derecha. No se nombra a Ciudadanos, que es con quien se ha trenzado un pacto de Gobierno.

Sánchez pregunta pero no pregunta y no responde a por qué una pregunta chorra. La interrogación tiene, así contadas a voleo, 33 palabras. Mucho para no perderse con alguna subordinada o no tenerla que leer dos veces, dado lo importante de responder una cosa u otra. 33 palabras. Una declaración de amor u odio tiene menos. Lo más complejo se puede expresar con pocas palabras. Tal vez Sánchez llegó tarde cuando repartieron la capacidad de síntesis. No la astucia. Es un plebiscito sobre su persona. Acerca de su liderazgo. Pedro Sánchez impactó a la vieja guardia cuando propuso una consulta entre la militancia. Fue un golpe de efecto implacable e inapelable. Hay socialistas que respiran aliviados por haber esquivado a Podemos y otros que a duras penas respiran infartados por lo que estiman es un volantazo a la derecha que asume todas las propuestas económicas de los naranjas. Y luego está lo de las diputaciones. La pregunta no sería tal vez para qué sirven, sino a quién sirven. Pero es del género tontuno aceptar esa propuesta o ese debate siendo el PSOE como es en buena medida un partido, sobre todo en Andalucía, muy, digamos, engarzado en las estructuras diputacionales, por subrayarlo con un palabro que tal vez nos arruine la columna literariamente pero nos haga ganar en exactitud.

Los socialistas van a votar. O sea, dos veces: en la consulta de Pedro Sánchez y muy probablemente en las elecciones que van a tener que convocarse cuando Podemos y el Partido Popular digan no al sanchismo de naranja. 195.000 militantes están convocados a votar telemática y presencialmente. No pocos ya se quejan de que lo telemático está dando problemas incluso estando registrado.

Muchos son los llamados y pocos los erigidos. El erigido en este caso es Pedro Sánchez, más a la derecha que sus bases. Tan tactista como Pablo Iglesias, cuya principal ideología ahora es el cabreo. Sí o sí, querido militante. Esa es la pregunta que se formula.