Justo un año después vuelve el culebrón Pogba. En febrero de 2015 ya salió a relucir que tanto el Barcelona como el Madrid se interesaban por el centrocampista del Juventus. Al final, la operación de marketing no llegó a buen puerto y Pogba sigue en el equipo italiano. Este año parece que la cosa va más en serio, no por el Barcelona, que al final optó por reforzarse con Turan para esa parcela, sino por el Madrid, ante la desesperación que reina. El intento de fichaje lo encabeza Zidane, un compatriota, cuestión que a lo mejor tampoco es tan casual como podría ser considerada de mano.

Zidane parte de que el Madrid está roto por el centro, que le falta un buen centrocampista que le dote de equilibrio, que sea capaz de desarrollar trabajo defensivo y que no por ello le haga asco a apoyar desde la segunda línea al ataque. Pogba es un futbolista que cumple esas características. Zidane, como hombre de fútbol, tiene bien diagnosticado al Madrid. Pocos centrocampistas, por no decir ninguno, puesto que los que tiene son mediapuntas de formación, y la consiguiente falta de solidez que caracteriza al equipo y que le lleva en estos momentos a estar prácticamente fuera de la lucha por el título de Liga.

El problema que tiene Zidane, aparte de acertar porque hay que ver si, con independencia de sus cualidades, Pogba es capaz de sintonizar con el resto del vestuario (en Italia está considerado como una prima donna, de personalidad voluble) es convencer a Florentino Pérez de que en efecto el Madrid está partido por el medio. Ya se sabe que el presidente del Madrid es «coleccionista de cromos». A Pérez no le preocupa nada la posición de los futbolistas sino que sean los mejores según su visión y si al final hay media docena de delanteros, pues problema del entrenador, que tiene que ingeniárselas para alinearlos a todos.

El gran objetivo del presidente del Madrid vuelve a ser un galáctico, y Pogba para él no es lo bastante extraordinario, sino que sus ojos están puestos en un delantero, personalizado nada menos que en Neymar. Una operación similar a la que fue la de Figo en su día entiende que le daría ahora mucho oxígeno, justo cuando es más criticado que nunca por las continuas decepciones de un equipo plagado de figuras mundiales que no acaba de encontrar su sitio en el campo. Así que a Zidane le va a costar mucho doblegar la voluntad de su presidente que se caracteriza por acumular fallo tras fallo cuando se trata de contratar jugadores para el centro del campo.

Con estas bases los seguidores del Madrid pueden sentirse de lo más inquietos sobre la capacidad de los responsables del club de dar con los fichajes adecuados. El Madrid se convirtió en una de las máquinas más gastizas que jamás hubo en el fútbol, lo que no tendría muchos inconvenientes si no fuese porque la correspondencia con los resultados es de lo más deficiente.