Mientras se habla, por fin, de limitación de mandatos en el teatro del pacto entre Rivera y Pdro Snchz (señores del marketing, dejad ya que las vocales se acerquen a él), la Junta ha destituido a José Luis Doña -con quien tengo una agradable conversación pendiente-. Por qué se cesa a un gerente de la Sanidad Pública cuyo mandato apenas dura año y medio. Habrán creído quienes le nombraron que el nombrado no actuaba como se le ordenó, ya que ese tiempo no debe de dar más que para coger las riendas de la gestión de uno de los complejos hospitalarios más grandes de España, el que aúna en Málaga los hospitales Carlos Haya, Clínico, Civil y Marítimo. Aparte de aspavientos electorales, dónde está y dónde va la sanidad andaluza.

GESTIÓN SANITARIA. No debe de ser fácil afrontar reivindicaciones sindicales de tantas áreas de personal, intereses corporativos médicos, equilibrios en la dedicación en el hospital y en las consultas privadas de muchos de ellos, mantenimiento de las instalaciones hospitalarias, renovación de material quirúrgico, adquisición de maquinaria costosísima y puntera para tratamientos oncológicos o crónicos, sin que se noten los recortes presupuestarios donde durante años no se cerró el grifo del dinero, un servicio público fundamental que nos caracteriza y al que ningún ciudadano con sentido de la responsabilidad está dispuesto a renunciar (aunque tampoco hay que estar defendiendo permanentemente, inducidos por intereses partidistas de una parte, una sanidad pública que nadie ha amenazado con liquidar). Pero…

VIRUS DE LA SOSPECHA. Nos inocularon el virus de la sospecha en que con menos se podía hacer lo mismo evitando la cómoda gestión que cubría despilfarros e incompetencias con más dinero de todos. Y en parte era verdad, pero en parte no. Se abría la veda para la racionalización de la sanidad pública que, en ocasiones, significa que algunos terminan contratados por la empresa privada a la que subcontrataron la gestión de servicios hospitalarios. O significa que si eres inmigrante sin papeles no te atienden en la consulta (lo que además de insolidario es poco práctico a la hora de detectar antes de las Urgencias una enfermedad contagiosa). O incluso que no haya algunas vacunas o te puedas morir de hepatitis C si no tienes dinero para pagarte el medicamento que te puede curar. La Sanidad, la Educación y la Justicia deben ser el fundamento del país, sin diferencias entre comunidades autónomas, el gran esfuerzo de todos para el presente y el futuro de todos. Cada modelo económico deviene en parte de que eso sea así.

4D. Mañana es el Día de Andalucía y ésta y otras reflexiones conviene hacérselas, y más si, como todo parece indicar, habrá elecciones en junio. Me emociona más el 4 de diciembre de 1977 que el 28 de febrero de 1980. La mano cálida de mi padre aún me sostiene del brazo en la manifestación en la que mataron al pobre Caparrós. El miedo de mis padres se vio dolorosa y estúpidamente justificado. Lástima de Historia que se vuelve puñeteramente absurda analizada desde el contexto actual. Dijo anteayer el presidente de la Diputación de Málaga (en el acto de reconocimiento a personas y entidades con la M de Málaga que tuve el honor de conducir), que la bandera andaluza es de todos y no sólo de algunos partidos que se la han apropiado. Le interesaba decirlo, como era lógico que defendiera la existencia de las diputaciones. Pero tenía razón.

BANDERAS. Conviene defenderse de quien desde alguna posición de poder se envuelve en una bandera de todos. Las banderas sólo tienen sentido si sirven para defender valores, unir a sus ciudadanos y abrigar a los que más protección necesitan. Tenía sentido que Elías Bendodo insistiera en ello (hace tiempo que deberían hacerlo los populares). La derecha y el centro han arrastrado su pena desde que AP y la UCD apoyaron la vía lenta del artículo 143 de la Constitución para la autonomía andaluza (por eso Clavero Arévalo abandonó la UCD y fundó su breve partido, Unidad Andaluza, en 1980, poco después de que once partidos, ahora que se habla de pactos, firmasen el Pacto de Antequera aquel otro 4 de diciembre de 1978 -como nos lo está recordando el maestro Juan de Dios Mellado en el periódico estos días).

ANDALUCÍA SOÑÓ. Aunque en el PSOE González y Guerra tampoco se apuntaron al principio a la reivindicación que nos hizo salir a miles de andaluces a la calle. Y aunque aquel día en la manifestación iban, entre otros, socialistas como Rafael Ballesteros o Francisco de la Torre, hoy del PP. La mayoría creyó que la dignidad de esta tierra estaba en juego, soñábamos con que la autonomía por el artículo 151 para las llamadas Comunidades Históricas sería la solución a todos los problemas. Pero ni hay que dejar de soñar ni olvidar que los sueños, sueños son… Porque hoy es sábado.