Cuando un equipo gira alrededor de un futbolista tan gigantesco como Messi o Ronaldo, no sólo cambia el equipo, sino el fútbol de ese equipo. La erección del Coloso de Rodas, por ejemplo, una de las siete maravillas del mundo antiguo, no sólo sirvió para que Rodas maravillara al mundo con una colosal estatua dedicada al dios Helios, sino que esa estatua creó unas nuevas relaciones entre la ciudad y la propia estatua.

Del mismo modo que la ciudad de Rodas no podía ser la misma después de que el escultor Cares de Lindos terminara el Coloso, ni el Barça ni el Madrid pueden ser los mismos después de que Messi y Ronaldo se levanten a la entrada del Barça y del Madrid. Messi y Ronaldo no sólo sirven para maravillar al mundo del fútbol con sus jugadas y goles, sino para transformar sus equipos de una forma radical. El Coloso de Rodas fue la maravilla del mundo antiguo con una vida más corta porque sólo se mantuvo en pie sesenta y seis años, destruido por un terremoto. Incluso caído, decía Plinio, el Coloso resultaba admirable, ya que pocos podían abarcar sus pulgares.

Creo que Ronaldo, como el Coloso de Rodas, tendrá una vida corta en la memoria del fútbol porque el propio jugador portugués se esfuerza en provocar terremotos que destruirán su leyenda. Ronaldo ha cambiado al Madrid como el Coloso cambió Rodas, pero sus gestos, sus declaraciones, su forma de jugar y de celebrar son veneno para aguantar muchos siglos en pie. Pocos futbolistas podrán abarcar los enormes pulgares de Ronaldo después de su caída porque, como dice el mismo Ronaldo, las estadísticas no mienten, pero el legado del futbolista que llegó al Madrid ya hecho en el Manchester United no podrá compararse con la huella de Messi, ese tipo que en dos carreras es capaz de desmontar a todo un Arsenal.

Los restos del Coloso (incluidos los pulgares) quedaron esparcidos en el mismo lugar donde cayeron hasta el año 654 d. C., fecha en la que fueron vendidos a un mercader de origen sirio. Según una hermosa tradición, el mercader desmontó las piezas y se las llevó en una caravana hasta las tierras de Valencia y acabaron transformándose en grandes sartenes de base ancha. Los restos de Ronaldo también serán trasladados por algún mercader a un equipo árabe o chino, pero me parece que Messi soportará muchos terremotos y se quedará por los siglos de los siglos en el Camp Nou, para asombro de las futuras generaciones. Puede que los pulgares de Messi no sean tan grandes como los de Ronaldo pero es que a veces, en fútbol, el tamaño no importa.