Málaga necesita urgentemente un juzgado de lo Social y otro de lo Mercantil, así como otro Penal. Esas son las necesidades básicas que tiene la Ciudad de la Justicia para lograr que una avalancha de trabajo en forma de montañas de casos y expedientes no paralice el trabajo que ahora se saca para adelante. La Junta le dijo hace unos días a los sindicatos, en la reunión de una mesa sectorial con los funcionarios de Justicia, que esa era la idea, pero después el ministro del ramo, Rafael Catalá, se ha encargado de recordar que un Gobierno en funciones no puede aumentar la planta judicial y, a todo esto, el Consejo General del Poder Judicial se descolgó hace unos días con un comunicado en el que pedía que había que crear órganos, que no podían ponerse más parches y que esa es la única forma de que siga funcionando la historia. Sin embargo, ya recordábamos hace unas semanas que nadie, salvo Ciudadanos, ha hablado de Justicia en la campaña. La formación naranja lo ha hecho para proponer otro tipo de gobierno del Poder Judicial, pero pocos entran a analizar de fondo el problema. La Justicia se ha convertido un marrón espectacular para los gobiernos autonómicos y para el Ejecutivo central y nadie sabe muy bien cómo meterle mano para poner algo de orden. Para empezar, podría hacerse una apuesta, de verdad, por las nuevas tecnologías. LexNet, el sistema de notificación digital, es un paso, pero ahora hace falta que funcione mejor, o que funcione algo, al menos. Poner dinero encima de la mesa para que el cortijo empiece a funcionar. Luego, podríamos debatir qué ocurre con la Nueva Oficina Judicial. ¿Se pone ya en marcha o seguimos dejándola morir lentamente? A este paso, la decimonónica organización de la Justicia va a seguir otro siglo más o menos igual que hasta ahora, languideciendo. Y, por otro lado, podríamos aumentar el número de jueces y fiscales para darle algo de rapidez a la resolución de los casos, algo vital no sólo para el Estado de Derecho, sino también para la marcha de la economía. Cada vez que alguien se queja de la falta de medios humanos y materiales en el servicio público, siempre sale alguien hablando de la cantidad de millones de euros que hay retenidos en los juzgados por el colapso de trabajo existente en las oficinas. Necesitamos una justicia ágil y eficaz, y eso sólo se consigue, como he dicho hasta la saciedad, con un paco de Estado por este servicio público que comprometa una inversión sostenida en el tiempo. Es una necesidad de primer orden y nadie parece querer meterle mano. Los políticos prefieren a jueces enterrados en papeles que investigando, no vaya a ser que a alguno se le venga abajo el tinglado. Pero todo sigue igual, como siempre.