Hay dos cosas que son seguras que ocurrirán si sigues haciendo lo mismo durante mucho tiempo: la primera es que no obtendrás resultados diferentes y la segunda es que acabarás quedándote antiguo.

En el problema que tiene Málaga con Limasa y la basura ambas cosas son ciertas y el origen es que siempre se hacen las cosas de igual forma. Mal. No obstante, siendo grave tener una huelga al año, con las eternas discusiones de si puestos hereditarios, servicio público versus servicio privado o si más o menos temporeros, a mí me preocupa más el segundo de los efectos, y es que el debate de Limasa se ha quedado obsoleto. Es un debate del siglo pasado.

Hoy en día existen ciudades en las que la basura no se recoge a diario, donde se paga en función de lo que se ensucia aplicando tasas a las bolsas, que deben ser unas bolsas homologadas, ciudades donde se consigue generación de electricidad gracias a la basura o ciudades donde no cuesta lo mismo recoger la basura en el centro histórico que en un barrio. En general se están debatiendo asuntos novedosos como aprovechar el 98% de la basura para reciclar y generar electricidad o buscar soluciones con la cantidad ingente de comida que se desperdicia; un debate por cierto que afecta a todas las esferas de la sociedad, no solo a la recogida de basura.

Mientras tantos nosotros debatiendo sobre empresas culpables, privatizaciones o puestos de empleo hereditarios.

A esta hora no sé aún si la huelga de 2016 seguirá vigente o si se ha solucionado, lo que sí puedo asegurar es que falta menos para la de 2017, que seguro la habrá y volveremos a debatir en los mismos términos, asuntos peregrinos que no nos aportan nada nuevo y por tanto nada solucionarán.