Málaga vive inmersa en la mierda, el mal olor y la porquería en las calles. España vive en la basura de los políticos corruptos y de los empresarios corruptores. Si para Málaga y los malagueños las toneladas de basuras en las calles son el principal problema; en España, la corrupción escala hasta el segundo lugar como preocupación máxima de los españoles, después del paro. Ni toda Málaga es pura mierda, ni toda España es un inmenso lupanar, hay quien se salva porque ni todos los trabajadores de Limasa están porque Málaga sea un estercolero, ni todos los políticos son corruptos. Pero sí hay algo rotundo: La basura nos ahoga y nos hace sentirnos mal, muy mal; provoca náuseas, vacío en el estómago y retortijones salvajes. Decir que España está podrida puede ser una exageración, pero, pardiez, no hay quien aguante, día sí y día también, desayunarse con el olor de la mugre, de la mierda y de la corrupción, la real y la que está por venir. Cada día nos ahoga el irrespirable aire que llega de la Comunidad Valenciana donde el PP necesitará de toneladas de cal viva para quemar las toneladas de basura. Es la comunidad que me recuerda Rafael Chirbes cuando en su libro En la otra orilla describe con dureza extrema la laguna o albufera de aguas putrefactas, capaz de acoger toda la mierda que surge a su alrededor.

Habría que salir a las calles de la Comunidad Valenciana y gritar si hay alguien del Partido Popular que no haya chupado del bote del 3%, la estructura mafiosa y criminal que gran parte de la cúpula popular valenciana utilizaba para llenar las alforjas, las del partido y las propias. Los hay y es gente honesta que está en la política como servicio a los demás. Por eso no me extraña que haya en el PP quien proclame que está hasta los cojones de tanta corrupción y tanta basura; tal cual están los ciudadanos malagueños, con una ciudad que necesitará toneladas de cal, de lejía y zotal (desinfectante) si la queremos tener guapa para la cercana Semana Santa. Málaga está hecha un cristo, pero no hagamos que el Cristo de todos, El Cautivo, por ejemplo, se balancee entre escombros de basura, tan altos como el Everest.

El Gran Chollo es el nuevo nombre de la Comunidad de Madrid. Hasta el más tonto se ponía las botas y se vestía de charolés para dar el pego; de pelo ensortijado y con gomina jerezana. Y así la basura se fue instalándose en rincones que llegaron hasta Estepona. Y las dos ranas de Esperanza Aguirre multiplicándose como el pan y los peces, la gran inventora y protectora de quienes hicieron de las mamandurrias su horizonte de vida. Aguirre no es que tuviera dos o tres ranas, tenía una legión que en la noche croaban como si estuviera contando milloncejos en paraísos no tan lejanos, como diría Aznar. Ya me dirán ustedes si con toda esta corrupción, de entrada y salida de los juzgados, Mariano Rajoy puede seguir en la política. El calendario judicial está matando a MR, le apunta al corazón. Y es sabido, lo saben quiénes le rodean aunque no lo digan, que la gangrena necesita cirugía no de choque, sino profunda, hasta llegar a la raíz del mal.

Lo de Podemos se veía venir y así lo tengo escrito en estas páginas. Podemos tiene dos almas y tendrá que decidir. Este es, en realidad, el debate abierto en la cúpula de Podemos (aún no ha llegado a los Círculos). La fractura es un hecho real, sin retroceso y lo que hay es una lucha por el poder, sin más. Se cuestiona cada vez más a Pablo Iglesias y su hiperliderazgo. Esta semana, con Podemos abierto en canal en la comunidad de Madrid, en el País Vasco, Cataluña y Galicia, será decisiva para saber si el fuego se extiende o, en plan leninista, empiezan a rodar cabezas. Veremos. Y España, sin gobierno.