El colombiano James Rodríguez respondió a los silbidos en el Santiago Bernabéu con su cuarto gol en la competición de clubes más prestigiosa, la Liga de Campeones, y con una entrega que terminó apreciando la afición madridista, que valora cada minuto de Lucas Vázquez.

Lucas pide paso y complica cada vez más cada decisión de Zinedine Zidane. El duelo de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones ante el Roma lo decidió la irrupción del extremo español en el partido.

El Real Madrid coqueteaba con el nerviosismo, cediendo demasiadas ocasiones claras de gol a su rival, cuando nada más saltar al césped Lucas pidió el balón pegado a la banda derecha, desequilibró y asistió al portugués Cristiano Ronaldo, que puso por delante al equipo blanco en el encuentro.

Fue su quinta asistencia de un total de siete partiendo como suplente, un dato que alimenta su fama de jugador número 12, trabajador, respetuoso con las decisiones del entrenador, sacrificado en los minutos que recibe, aunque él, con respeto, quiere más.

Fue la primera noche de éxito europeo para Lucas, que apenas tuvo protagonismo en la Liga de Campeones. Sólo fue titular en París ante el PSG y la afición del Santiago Bernabéu demostró que se identifica con la entrega de un jugador de la casa. Coreó su nombre y emocionó a Lucas, que cumple su gran sueño y con su rendimiento hace explicar a Zidane los motivos de su suplencia.

El caso contrario a Lucas, en cuanto a exigencia de la afición madridista, lo representa James. El colombiano, tras completar un plan físico individual con la llegada de Zidane, está acusando la mala forma que tenía con Rafa Benítez.

La dejadez por la que puede ser señalado o la falta de sintonía con el anterior entrenador las paga el futbolista colombiano con su imagen en el terreno de juego.

En el primer acto ante el Roma se le vio lento, decidiendo unas décimas de segundo tarde en cada acción o perdiendo duelos individuales. Media hora de paciencia de la grada que, a los 37 minutos, le dedicó una sonora pitada.

Sirvió para que James se vaciase en cada acción y en el segundo acto voltease la situación con una carrera repleta de fe en un contragolpe, que acabó encontrando el premio del gol tras un pase de Cristiano.

Sólo jugó tres partidos de Liga de Campeones esta campaña y fue su primer tanto, el cuarto que firma en esta competición y el segundo vestido de blanco, tras el que marcó en una goleada al Basilea la pasada campaña.

«Hay días que no salen bien las cosas, pero estamos en fútbol y todo puede pasar. Creo que todos quieren ver un juego lindo y cuando no sale todo tan bien la afición tiene el derecho a pitar. Estamos en un club que exige día a día y los jugadores estamos para eso», dijo James, que respeta el comportamiento de su afición.

Es la exigencia de la grada, la petición de máxima entrega para aceptar el fallo sin castigo. James acabó aprovechando su oportunidad y es a lo que impulsa Zidane a sus jugadores.

La entrada en el equipo titular del brasileño Casemiro provoca que uno de los jugadores del centro del campo tenga que salir y la situación deja en la cuerda floja al colombiano y al malagueño Isco.

Los partidos ante rivales grandes se convertirán en un pulso entre ambos. El rendimiento cuando tengan minutos decidirá. De momento, James respondió al toque de atención del Bernabéu.