Tras la caída del Muro de Berlín (como momento simbólico) los sistemas comunistas iniciaron una desbandada en distintas direcciones: los más, empezando por la Unión Soviética, hacia el capitalismo puro y duro; algunos, como China o Vietnam, hacia un capitalismo sin democracia dirigido por el Partido Comunista; uno, Corea del Norte, hacia la parodia histriónica del propio sistema. Sólo Cuba se mantuvo en su sitio, terca, digna e imperturbable, como un pequeño planeta independiente del sistema solar, a la espera de que las leyes del cosmos volvieran a cambiar a su favor. Una forma clemente de verlo, porque la real sería que se han quedado atascados en su propio fracaso. Dicho lo anterior, lo que no tiene sentido alguno es que USA mantenga el embargo económico, un atasco semejante en su anacronismo y terquedad al del propio régimen de Castro, y que en el fondo ayuda a perpetuarlo.