Sorprendente. El equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Málaga considera responsable, culpable, causante... a la Junta de Andalucía de la última huelga de Limasa, institución que si hubiera existido en 1947 sería también la artífice de la muerte de Manolete en la plaza de Linares. No tengan dudas; sería así. Todos sabemos de los innumerables incumplimientos y fiascos de gestión del Gobierno andaluz en Málaga y que el discurso del agravio abonado desde años por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha calado como se comprueba en los comentarios en las redes sociales cada vez que se publica una noticia donde se enfrentan posturas entre el Ayuntamiento de Málaga y el Gobierno andaluz. Esta estrategia política le ha reportado pingües beneficios al alcalde de la ciudad durante todos estos años, si bien están justificados en algunos casos por la pasividad de la Junta en temas vitales pese a que en la década de los noventa se inventó el lema de la «la hora de Málaga» sin atisbar en el horizonte que iba a tener a un juez cronometrador de proyectos muy concienzudo y capaz de defender dos ideas opuestas con cierta elegancia. La Junta durante muchos años ha sido una fuente inagotable que ha alimentado el discurso del agravio del alcalde (el bochorno de las escuelas de hostelería, el macrohospital, el tren litoral, culminar el saneamiento integral pese a cobrar un canon, la concesión de las licencias de los chiringuitos, el cuento del parque del convento de La Trinidad...), dándole munición de la buena para disparar al cielo sin necesidad de afinar la puntería: casi siempre acertaba con algún incumplimiento.

Pero en la sesión del pleno del pasado viernes, el equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Málaga, con su alcalde a la cabeza, cruzó el límite de cualquier estrategia válida en política al acusar a la Junta de Andalucía de ser la causante de la huelga de Limasa. No era la primera vez que se escuchaba esta invectiva, pero no tan cruda y directa en una sesión plenaria. Arremetió con dureza el concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez. Consideró el edil que la huelga de basuras de Limasa se podría haber evitado si el Gobierno andaluz no hubiera actuado de forma «negligente» y hubiese registrado como acuerdo parcial de convenio colectivo el documento que puso fin al paro de la Navidad de 2013. Ya durante la huelga, De la Torre insistió en que su inscripción fue rechazada en 2014 y 2015 en tres ocasiones con argumentos dispares por la autoridad laboral. Primero lo intentó como acuerdo parcial de convenio; después trató de inscribirlo como convenio colectivo -siguiendo las indicaciones de la propia Junta, dicen- y en último intento, el 22 de diciembre de 2015, Limasa acudió al Servicio de Registro de Convenios Colectivos de la Junta de Andalucía para inscribir el acuerdo de 23 de diciembre de 2013 como «acuerdo de modificación». El PP se agarra a que si la Junta hubiera aceptado algunas de estas fórmulas se podría haber evitado la huelga, pero olvida que el Juzgado de lo Social nº8 dictó el 11 de diciembre de 2015 una sentencia en la que afirmaba que «el único convenio colectivo en vigor en la empresa es el convenio 2010/2012», es decir el firmado antes de los recortes. Además, para más embrollo habrá que esperar hasta septiembre para que falle el juzgado de lo Social número 12 sobre cómo se aplicará el convenio del 2010-12.

Este intento del PP de desviar la atención sobre su nefasta gestión en Limasa desde que se firmó el contrato a principios de siglo no se sustenta. En quince años hemos sufrido cinco o seis huelgas, algunas bestiales, y cada cierto tiempo sobrevuela una amenza de paro. Al igual que se le reconoce al equipo de gobierno del PP la brutal transformación de Málaga como una capital pujante y que juega ya en la primera división de las grandes ciudades europeas desde el punto de vista turístico, cultural y, por qué no decirlo, en la innovación, lo vivido en el pleno del viernes no es más que un intento para enmascarar su pésima gestión en Limasa, responsabilizando a la Junta de Andalucía de la enésima convocatoria de huelga que sufre la ciudad. Después de tantos años, en Málaga ya se conoce bien qué pasa en Limasa y cómo se ha gestionado esta empresa. Poner en marcha un ventilador sólo se le ocurre al que no tiene más argumentos.