Malaya es un caso que está sentando cátedra desde su inicio. Es la mayor causa judicial jamás enjuiciada en España con 95 procesados, una instrucción de cuatro años, un juicio que duró un bienio y una sentencia de casi 6.000 folios. Hoy, la mayor parte de los que intervinieron en aquel macroproceso han sido premiados, como ocurre con José Godino -muy merecido, porque su esfuerzo y el de sus compañeros de tribunal ha sido monumental-, o con los policías que lideraron el caso. Sobre el proceso se han hecho ya series, se han escrito libros y ha sido objeto de debates universitarios, amén de los periodísticos. Incluso, se innovó en los métodos de investigación, pues se persiguió el beneficio económico del delito, lo que permitió a los expertos fiscales y en blanqueo aflorar enormes patrimonios -el de Roca estaba valorado en 100 millones de euros- y a los fiscales pedir explicaciones sobre cómo podían permitirse los implicados con sus ingresos semejantes bienes. La Sala innovó jurídicamente, pues la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que data del siglo XIX pese a su reciente reforma, presentaba plazos demasiado cortos como para que los casi cien abogados presentaran los escritos a tiempo. Ahora, el tribunal ha vuelto a innovar: ha creado una página web para permitir la subasta de los bienes de Roca. De momento, hay bienes muebles e inmuebles expuestos en ese escaparate por valor de 75 millones de euros, un dinero que irá a parar a las arcas del Estado en multas y responsabilidades civiles. La Audiencia Nacional ya se ha interesado por el invento, pues permitirá hacer líquido el patrimonio de muchos de los condenados por delitos de corrupción o de tráfico de drogas, por ejemplo, y hacer frente a las responsabilidades pecuniarias derivadas del asunto de que se trate, haciendo más efectivo el cobro de indemnizaciones, por ejemplo. La idea ha partido de la Sala juzgadora y del administrador judicial, Juan Macías, y ha colaborado con ellos una empresa para desarrollar el portal. Hasta hoy, diez años después de que estallara el caso, siguen produciendo estupor las imágenes de lujo y poderío que transmitían unos responsables legales elegidos en las urnas que se pusieron en manos de un exasesor de Urbanismo. Hay muchos detalles ocultos, podríamos llamarles la cara B de Malaya, lo que nunca se sabrá de la trama de corrupción. Eso ya será trabajo de los historiadores y del periodismo. Con el grueso de condenados en la cárcel y muchos de ellos pagando multas y responsabilidades civiles, sólo queda echar la vista atrás y comprender que aquello no era exclusivo de Marbella, como se dijo, sino del país entero.