Mañana jueves a las cuatro y media se reúnen Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. Son tan poco partidarios de Rajoy que incluso no van a hacerle caso en esa propuesta esbozada hace unos días por el presidente en funciones de que se termine de trabajar a las seis de la tarde. Se supone que a esa hora estarán aún repartiendo leña, ministerios, responsabilidades, culpas y tal vez bollos con café si la tarde se mete en honduras. Mucho curro. Ciudadanos ha cambiado de opinión y ahora se muestra favorable a ostentar carteras ministeriales. Favorable a entrar en el Ejecutivo. Vayan borrando la cantinela naranja de «no entraremos en ningún Gobierno que no presidamos». A Sánchez, al que lo único que le importa es ser presidente (lo cual ni es una crítica ni es ilegítimo) daría a Ciudadanos no uno ni dos, y sí trescientos ministerios, una caja de donuts, el Ejército del Aire y la Subsecretaría de Fiestas si es necesario con tal de conseguir su objetivo.

A ver si vamos a estar a un cuarto de hora de invertir la pelea: de no querer entrar nadie a gobernar a que haya guantazos por hacerlo. Se supone que Rajoy estará mañana a las cuatro y media un poco como debió estar Cagancho en Almagro a las cinco menos cinco, o sea, barruntando su desastre pero con esperanza de que aún no ocurra. Alguna vez estará nervioso este hombre, se especula en los cenáculos. Dicen los sondeos que si se repiten las elecciones se derrumbaría Podemos y el PP subiría. No es que haya un trasvase de votos entre ambos, es que el PP volvería a movilizar a algunos que siendo de los suyos se quedaron en casa y no pocos podemitas volverían al redil de Izquierda Unida, a la más práctica opción socialista o a quedarse en su casa, vista la guerra civil en la que están inmersas las huestes de Iglesias y la caterva (por otras escuelas de pensamiento llamada reata) de tendencias, periferias, mareas y partidos que en realidad es tal formación. Tal vez estemos cerca de un Gobierno pero España no está en vilo. Sí se habla de otra cosa; preocupación es la Champions. Los encuestadores que estos días dicen detectar una alta preocupación por la falta de Gobierno (casi a la par que la que suscita el paro) se olvidan de inquirir a la población civil acerca del postureo.