Cartas al director

Qué impactante es cuando a una persona sana le diagnostican de repente una enfermedad incurable, demoledora y con una corta esperanza de vida. Solo queda ayudarle a bien morir, proporcionándole todo el cariño posible.

Por el contrario, hoy en día, cualquier organización deleznable y enferma, puede enviar a su legión y hacer saltar por los aires el incalculable valor que otras personas sí le dan a la vida.

Y así, en nombre de una convulsa manera de pensar; donde se mezclan la religión, la hipocresía, el hastío, el hambre, la diferencia de clases, el odio y mil cosas más, consiguen herir de gravedad, de una puñalada trapera, los elaborados derechos humanos de esta sociedad occidental.

Se puede considerar que el valor y el respeto por la vida han caído al mismo nivel que el de esos bonos basura de los que tanto hemos oído hablar en esta época de crisis económica.

Por lo que se ve los valores humanos ya no cotizan en bolsa.

Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte. Málaga