Bruselas se pone seria con Google. Tras un año de investigación, la Comisión Europea echa en cara al gigante tecnológico que use su posición dominante para forzar a fabricantes y operadores telefónicos que utilizan su sistema operativo Android a incluir de origen aplicaciones como el buscador y el navegador. Google, en la actualidad principal subsidiaria de la multinacional Alphabet, no se toma a broma el asunto porque la sanción, de producirse, daría un buen mordisco a sus cuentas: una multa del 10 por ciento de su facturación. Es decir, alrededor de 6.500 millones de euros, cantidad jamás impuesta hasta hoy. Microsoft pagó «solo» 1.700 millones de multa por incorporar en su oferta para PC su navegador Internet Explorer.

No es la primera vez que Bruselas tiene en su punto de mira regulador a Google después de ponerse sobre el tapete hace un año que su sistema comparador de compras beneficia claramente a sus propias páginas.

La investigación europea trata de demostrar que Google ha cometido varias infracciones de la normativa comunitaria relativa a la competencia, empezando por la obligación de los fabricantes de incluir una preinstalación del motor de búsqueda -Google Search- y del navegador Chrome. De no instalar Google Search como vía de búsqueda por defecto no se pueden adquirir licencias para otras aplicaciones esenciales como la tienda virtual Play Store.

Además, Google impediría, según Bruselas, que los fabricantes que vendan teléfonos inteligentes con sistemas operativos rivales que se basen en el código de fuente abierta de Android. Finalmente, la CE critica que se concedieran incentivos financieros a fabricantes y operadores a cambio de que se instalara únicamente Google Search en sus aparatos.

Las instancias europeas reprochan, en definitiva, que el comportamiento avasallador de Google distorsiona el mapa de la competencia y que los consumidores ven mermada su capacidad de elegir, al tiempo que se ponen trabas a la innovación de otras compañías que se saben en inferioridad de condiciones.

¿Y ahora qué? Google examinará sin plazo máximo los documentos aportados por la CE, responderá por escrito y solicitará una audiencia oral con los responsables de la comisión para exponer su punto de vista. De momento, el gigante adopta una actitud de humildad afirmando que se toman muy en serio las investigaciones de las instancias europeas (ya lo hizo el año pasado) y subraya las supuestas bondades de Android -instalado en el 83% de los móviles- para la competencia. Y recuerda que da a los fabricantes una opción, llamada Proyecto de Fuente Abierta de Android que no tiene exigencias de aplicaciones preinstaladas, aunque no aclara que es una opción minoritaria y no garantiza actualizaciones. En medio de esta pelea de titanes hay también una reverberación política: en Washington no sienta nada bien lo que consideran un ataque a la innovación norteamericana. Y seguro que no se quedarán de brazos cruzados.