Moreno Bonilla, líder (sic) del PP andaluz, intentó posponer la dimisión del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, Pepito para los amigos. Ganar tiempo para reconducir lo inviable, pero así es Moreno Bonilla, atascado en sus dudas, en sus compromisos, en su manifiesta obediencia a Génova. Pretendía que hasta el 14 de mayo se mantuviera Torres Hurtado al frente de la alcaldía, quizás a la espera de una nueva llamada de Mariano Rajoy a Albert Rivera y volver a abortar la llegada del socialista Juan Cuenca a la alcaldía granadina, algo que se da por seguro.

Las bromas de Moreno Bonilla en algo tan serio son de entender porque además de Granada, el PP mantiene las alcaldías de Málaga, Jaén y Almería con el placet de Ciudadanos. Y en estas tres capitales el acuerdo está cogido con alfileres. Cuando se pierde el poder, la harina se convierte en mohína. Y eso lo sabe Moreno Bonilla que tuvo que aceptar la defenestración de Sebastián Pérez, presidente del PP de Granada, condición exigible por Torres Hurtado para dimitir. Es lo que se llama morir matando. Moreno Bonilla deudor político de Sebastián Pérez prefirió dejarlo tirado en la cuneta antes que enfrentarse a Maillo.

Torres Hurtado no es más que un eslabón de la tormentera que aqueja las entrañas del PP donde hace tiempo se instaló la desconfianza, con dirigentes que no ocultan sus ambiciones, con disputas cada vez menos larvadas y que, tal y como me tiene dicho quien conoce bien el percal por dentro del PP, en Génova nadie se fía de nadie, con María Dolores de Cospedal desaparecida en combate.

La semana negra del PP, con crecientes luchas intestinas entre sorayos y los históricos pegados a la poltrona de Mariano Rajoy, los marianistas, llega en el momento más complicado para los populares incapaces de apagar los fuegos de la corrupción, con un PP nervioso e inquieto, metido ya en campaña electoral. Hay claves que muestran que las aguas del PP bajan turbulentas. Veamos. Rajoy, de momento, tiene sus fieles con dos cabos gastadores de sobrada presencia, José Manuel García Margallo y Jorge Fernández. Saben, y lo ha dicho Margallo, que si se abre la sucesión de Rajoy el PP tardaría poco en convertirse en una olla a presión, si es que no lo es ya. Con Soraya Sáez de Santamaría al acecho, hábil como es para huir de los marrones que cada viernes le llegan después del Consejo de Ministros.

En este clima, el PP se presta a ganar en las elecciones por venir pero que tendrán la habilidad de ocultar para aparecer como un partido unido, único y con una sola voz, la de Mariano Rajoy.

En la izquierda no están las cosas mejor. Los socialistas deberán hacer equilibrios para evitar que le roben votos por la izquierda, pero también por la derecha. Difícil papel el que le espera a Pedro Sánchez, que pretende situarse en el centro izquierda, con la amenaza de que Podemos le supere en votos. A ello tiende la estrategia de Pablo Iglesias que, ahora, sí quiere sentarse con Garzón (IU) para ir juntos a las elecciones. El casi millón de votos que IU obtuvo en las urnas es lo que le falta a Podemos para superar al PSOE. Podemos deberá antes arreglar su casa, traumatizada por un mando unívoco, el del todopoderoso Iglesias, que tendrá dificultad para aparecer ante los electores de centro izquierda como un político de fiar, después de haberse querido llevar al huerto a Pedro Sánchez y borrar del mapa electoral al PSOE. Tiene Iglesias un no menor problema: las mareas y los grupos asociados de País Vasco, Cataluña y Valencia, a lo que se podía sumar también Andalucía en la aspiración de tener grupo parlamentario propio. Iglesias ya sabe que Ada Colau irá por libre-asociada, con grupo propio, lo mismo que gallegos y vascos y habrá que esperar a lo que dice Teresa Rodríguez (Andalucía) y en cómo se va a cocinar por Iglesias y Echenique (Errejón no cuenta) un puchero con tantos ingredientes. Iglesias sin sus asociados jamás podrá ganar al PSOE de Pedro Sánchez.

Iglesias que despreció, laminó y humilló a Alberto Garzón desde la prepotencia, quiere que el líder de IU vaya por Málaga y no como dos por Madrid. Pero nada está hecho porque en la dirección de IU, que no controla Garzón, se evidencia como nefasta para sus intereses la estrategia de Iglesias-Podemos, sin capacidad de formar grupo parlamentario y, por tanto, su muerte.

P.D.- (1) Unicaja Banco cayó en las redes mafiosas de Luis Pineda, sometida su dirección a presiones intolerables, con amenazas que aún no se conocen y exigencias mucho más elevadas que las conocidas. La entidad bancaria ha dado su versión, creíble por cuanto pone de manifiesto las presiones a las que estaba sometida, pero es exigible saber toda la verdad, mucho más de lo que se dice en la instrucción e investigación policial.

(2) Bien merece la pena destacar el esfuerzo, pese a los recortes, para que millares de andaluces atrapados por la droga encuentren tratamiento. La consejera de Igualdad y Bienestar Social, María José Sánchez Rubio, abre la puerta a la esperanza a muchas familias que viven en la angustia de tener a alguien enganchado.