Escribía la semana pasada, y al parecer con no poca polémica, que la izquierda en España no se soporta. Me reafirmo en ello después de analizar lo que está ocurriendo estos días, ya en plena campaña electoral. Sí es cierto que hay una izquierda que busca las confluencias y el sumar, aunque sea con engañosas consultas entre sus militantes, como ha hecho la Izquierda Unida de Alberto Garzón, que no la de Cayo Lara, Gaspar Llamazares y el Partido Comunista. Pablo Iglesias con su partido único, Podemos, lidera esta maniobra a la vista de que las encuestas le son negativas y ya no es sólo que quiera engullir a IU sino que ha abierto su fauces para hacer lo mismo en Baleares y mantener las agrupaciones satélites bajo su ordeno y mando, salvo Compromís que sigue a su onda, sin someterse a los dictámenes de la cúpula podemita más proclive a enterrar al PSOE y suplantarlo como referente de la izquierda. A quienes Iglesias llamó los «pitufos gruñones» son llamados, ahora, a apuntalar la caída en votos y escaños del partido morado. Garzón quedará para la historia como el enterrador de Izquierda Unida. Y todo por un plato de lentejas, aunque sea de 8 millones de euros, la deuda bancaria de IU.

El problema, ahora, no es que la izquierda no se soporte y que no haya puentes tendidos, sino que gestionar una política de izquierdas en la España actual para hacer llegar a los ciudadanos los valores de la socialdemocracia se intuye como algo improbable aunque no imposible. Podemos pretende que los socialistas se sumen a su proyecto, haciendo bueno lo que ya dijo cuando salió Pablo Iglesias de ver al Rey, un gobierno donde nosotros estemos, conmigo en la vicepresidencia para controlarlo todo. Ahora va a más, Podemos dice estar llamado a formar Gobierno y ustedes, los socialistas, entran como invitados. A ti, Pedro, te ofrezco la vicepresidencia, dice Iglesias. No me digan que no resulta genial. Este Iglesias es un genio y lo sabe. Pablo Iglesias no puede evitar por más que lo intente ser el niño repelente de la clase, redicho en todo; prepotente y soberbio y dispuesto a humillar hasta a quienes tienen demostrado que fueron los que trajeron a la sociedad española las mayores cotas de bienestar social, tal cual Felipe González y la cal viva. Es sabido que Iglesias no le llega a la altura de la zapatilla a Felipe González.

Los socialistas y Pedro Sánchez no lo van a tener mejor. Gestionar políticas de izquierdas en una Europa atada al conservadurismo y bajo el mandato del capital, sin alma y corazón para atender a quienes más lo necesitan no entra en su hoja de ruta, como lo vemos, por ejemplo, con los refugiados sirios. Pedro Sánchez y el PSOE tienen la obligación de ser los primeros el 26 -J y se le quiere imbuir el espíritu Simeone: ganar, ganar y ganar. Es lo que piensa y dice Susana Díaz y otros barones socialistas si bien tiene enfrente a un mundo de charlistas y analistas políticos que ya lo han enterrado. Le toca al líder socialista recurrir a la estrategia del Cholo, con el corazón en la boca y el cuchillo entre los dientes, con una filosofía de vida y juego que entronice el contragolpe, el sufrimiento, el esfuerzo y la lucha.

Me vale lo que escribe en este periódico Iñaki Dufour sobre Simeone aplicado a Pedro Sánchez y los socialistas: «Un bloque competitivo en la máxima expresión de esa cualidad, con una concienzuda preparación de cada partido (electoral, digo yo) y planteamiento, con sus dotes de motivación, su capacidad para leer los encuentros (la campaña), su variedad táctica (los pactos), su liderazgo (las baronías), y su dirección desde el banquillo». Lo que yo no sé es si tiene once jugadores que se dejen la piel en el campo y cuenta con un banquillo para hacer realidad el cholismo político.

P.D.- (1) Granada tiene alcalde socialista, Paco Cuenca. Y abrirá en canal las entrañas del ayuntamiento granadino con una auditoría a los 13 años de gobierno de Torres Rojas. Habrá que taparse la nariz porque las cloacas rebosan de mierda.

(2) Elías Bendodo quiere llegar, cuanto antes, a la tierra prometida; o sea, al Ayuntamiento de Málaga y dejar las plagas de Egipto para la historia. Pero Moisés no quiere que nadie le jubile y menos cuando aún parece un chaval de 73 años. Paco de la Torre, un valor seguro para el PP.

(3) Arias Cañete en la picota. Otro problema más para Mariano Rajoy que se suma a los que le llegan de Valencia y los que están por venir. Pero al jefe del PP le resbala todo. Él está a lo suyo como si la corrupción fuera un problema del vecino. Moreno Bonilla ha sido uno de los dirigentes del PP que ha pedido explicaciones al comisario europeo por los enjuagues de su mujer en Panamá.

(4) Hay una recolecta de dinero para comprar unos bragueros a Mariano Rajoy y evitar que se hernie. Le declaraba a Pepa Bueno (Cadena SER) que eso de aceptar debates requiere mucho esfuerzo. Lo dicho, bragueros, aunque sean made in China. Y eso que dice estar más fresco que nunca y con agenda sin agobios. Rajoy en pura esencia; el marianismo como forma de vida.