La semana comienza y concluye sobre una impresión enmarcada por la dicotomía de las tonalidades y con una noche cultural alumbrada en blanco y negro. Ambos colores antitéticos bosquejan estos días de lluvias balsámicas para los cultivos; donde el Ayuntamiento celebró el Día de Europa con sus claros y oscuros antagónicos: retos y falacias. La urbe contrasta lo níveo y lo bruno en busca de un mayor equilibrio cromático que aporte estabilidad y progreso a la metrópolis.

Con un tono más nacarado, Málaga acoge la reunión del consejo ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo (OMT) con más de trescientos analistas y una cuantiosa representación de mandatarios internacionales, convirtiéndose en la sede mundial del turismo, coincidiendo con una coyuntura histórica en el sector tanto en la capital como en la provincia y proyectando nuestro destino hacia índices de récord.

El matiz más atezado se dibuja tras las pinceladas negras trazadas por el último índice anual del Ranking CYD de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, organismo el cual estudia a los paraninfos españoles, y sitúa a la UMA entre las universidades peor valoradas sin ningún indicador de rendimiento elevado sobre enseñanza, investigación, transferencia de conocimientos, orientación internacional y contribución al desarrollo regional. La información nos pone en alerta en cuanto a ser autocríticos e indagar, bajo un análisis exhaustivo, los motivos de esta evaluación tan pésima. La comunidad universitaria no se puede aletargar ante esta calificación ya que ésta supone una contribución decisiva al desarrollo económico y social de nuestra localidad.

Una imagen en blanco y negro que retrata a la ciudad con una ausencia de color en sus líneas, mostrando los contrastes de forma más evidente. Recapacitemos.