Debe ser leído con atención el manifiesto «Para una nueva Europa», fechado el 9 de mayo y que firman un grupo de personalidades europeas, de Felipe González a Daniel Cohn-Bendit, pasando por escritores como (de Norte a Sur) Sofi Oksanen o Roberto Saviano. Lo nuevo es un claro tinte nacionalista europeo, pues empieza hablando de fortalecer la cultura pero pasa enseguida a reforzar las fronteras, fomentar la economía de la zona o europeizar a los más jóvenes bajando el Erasmus a alumnos de secundaria. Aunque seguramente no habrá otra Europa posible que la de sus fronteras, hay en el manifiesto un vacío, una carencia: derramar francamente la prosperidad de Europa sobre quienes están al otro lado de esas fronteras, hágase para aplicar la solidaridad que predicamos, para crear un cinturón exterior desarrollado o para contenerlos donde están, o sea, por pura supervivencia en los tres casos.