La última jornada será de veras la última para muchas cosas: en la liga de los ricos, para que el Barça pueda salvar los trastos en la temporada (y Luis Enrique el futuro), pues al Madrí aún le quedaría la última en San Siro. En la de los pobres para que Sporting, Getafe o Rayo sigan soñando que aún son de clase media. El secreto mejor guardado (no sólo del fútbol) es por qué, tras tan larga carrera, se puede llegar a la última jornada así de iguales. La razón ha de ser que en el fondo no se aspira a ser mucho, sino a ser más que otros, y se triunfa siempre sobre los demás, a los que en cualquier competencia se va mirando de reojo. O sea que una victoria en la vida no tiene sentido sin las víctimas, los pobres son necesarios para los ricos y los humillados para los que se ensalzan. Según esto, la otra vida sería sólo una oportunidad para el desquite, como está escrito (Mateo, 20:16).