Pesimismo general del 26-J, por Lluís Vinuesa Serrate.

Ante tanta tomadura de pelo hacia la sociedad, pronto vamos a poder, «si queremos», votar en las urnas para dar el poder a alguien que pretendemos se lo merezca, gracias a la confianza que ha despertado en nosotros su preparado esplendoroso discurso, para que piquemos su anzuelo y nos lleve hacia su cesta «botín», en la que nos exprimirá todo lo que quiera hasta sonsacarnos «sin límite» los ansiados beneficios que obtienen de nosotros, con o sin afinidad a su ideología, pero que mediante sus leyes y decretos consiguen que nos sometamos a su poder. Además, contando con cuatro años más para especular con aquella tan preciada ansia hacia el mandato institucional, que el electorado, nosotros los indefensos ciudadanos, les hemos cedido a cambio de un mejor pero a menudo cuestionado estilo de vida. Hasta hoy, quienes han mandado se las han dado de prepotentes y arbitrarios, porque hemos retrocedido a tiempos pasados, con un presente lleno de intentos fules, espectativas de futuro muy inciertas e inseguras, y ahora quieren volver a gobernarnos. Nuestros descendientes van a encontrar una España muy cambiada, como ya dijo Alfonso Guerra... que «no la iba a reconocer ni la madre que la parió». Y y así es, aunque los de arriba digan que hay crecimiento, empleo, etc., etc. y que sin ellos.... «el caos». Quién va a creerles ante tanta desfachatez en querer ocultar su corrupción, y dar una imagen que no tienen, pero que a lo mejor alguien puede que la dé por válida, aunque no exista? No creo que seamos así de tontos, o así me lo parece.