Fátima Báñez estaba tan cansada después de hacer el camino para postrarse ante la Virgen del Rocío que no tuvo fuerzas para declarar en la comisión parlamentaria que investiga en la Cámara andaluza los cursos de formación. Y en un momento de éxtasis creyó oír que la Blanca Paloma la liberaba de tan molesta citación, sin importarle dejar con el culo al aire a su jefe natural en Andalucía, Moreno Bonilla. ¡Vaya papelón! Este Moreno pone un circo y le crecen los enanos porque la ministra de Empleo en funciones ha hecho buena la acreditada filosofía del líder del PP andaluz dispuesto a exigir a los socialistas, bajo excomunión, la presencia activa en cualquier caso de corrupción que se descubra. Báñez le ha dado argumentos sólidos para seguir acusando a Susana Díaz de que se esconde, no da la cara y engaña a los andaluces. Este Moreno Bonilla va a terminar por no saber dónde esconderse, incluso entre los suyos, sin poder y mando en plaza, a quien se le rebelan históricos del PP andaluz, muchos de ellos con varios trienios colgados de ciertas partes. Mala suerte tiene Moreno Bonilla con las mujeres. Báñez le hace un traje, Ana Mato lo llenó de mierda y con Celia, la Villalobos, ni se le pone al teléfono. Con la rotundidad de la que habitualmente hace gala la presidenta de Andalucía, Susana Díaz dijo que Báñez no había ido a la comisión «porque no le ha dado la gana», añadiendo que ella, pese a no tener responsabilidad alguna en la gestión, sí iría, «cuando me llamen, aunque sea en periodo electoral». Es la diferencia.

Como lo es lo sucedido con las declaraciones al juez Eloy Velasco del gran conseguidor llamado Marjaliza. No se libra ni el tato en el PP de Madrid, con alcaldes que se llevaban el manso sin pudor alguno y políticos para los que el 3% de los Pujol era una bagatela y se situaban en el 20% y de ellos el más ilustre corrupto, Francisco Granados, el que nos daba lecciones de moralina. Marjaliza, durante 13 horas de declaración, ha dado materia suficiente para el guion más negro de la corrupción en España. Cada vez que alguno de los lobeznos de Rajoy salen a la plaza pública para dar a conocer la buena nueva del marianismo le estalla en la cara la corrupción que gangrena al PP y así, dicen que dijo Pablo Casado con la boca chiquita, alcanzar la meta de los 130 diputados que pretenden es como subir el Everets sin bombona de oxígeno.

Es como pretender por parte de Mariano Rajoy reducir la deuda tal cual pide Bruselas. Tenemos en el gran honor, que ni tan siquiera supera Portugal, de tener una deuda del 100% del Producto Interior Bruto (PIB). O sea, todo el dinero que tenemos en caja lo debemos. Este es el gran éxito de Mariano Rajoy y su equipo económico que en estos años nos prometieron que no aumentarían la deuda, demostrando que está en sus genes la mentira en materia económica, haciendo que los españoles, como si fuéramos tontos, comulguemos un día sí y otro también con una política que nos ha hecho subir la deuda nada menos que el 40% en los años de gobierno de Rajoy. Pero ya es sabido que cada día menos los españoles están dispuestos a comerse los sapos made in Rajoy.

P.D. (1) Paco de la Torre no tiene gana de celebrar su primer año de gobierno en minoría. Como a otros muchos, le ha sobrado un tercer mandato. Un año de calvario, por no saber gobernar en minoría. Su recurso, como siempre, es hincar el diente a la Junta, pero parece que esta vez ha pinchado en hueso. El marcaje educado del delegado de la Junta, José Luis Ruiz Espejo, es de nota.

(2) Celia Villalobos, dicen, está que se sube por las paredes. Le han colocado por delante una meritoria, Carolina España. Los trienios, querida Celia, ya no cotizan, sino la nueva savia, aunque Carolina lleve ya unos cuantos añitos en la sopa boba de la política.

(3)Susana Díaz, la presidenta, una vez más dejó claro que con Podemos, ni agua. Y para que no hubiera dudas lo dijo en Madrid. En la Cámara andaluza, un día antes, se escenificó que la presidenta y la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, son como dos polos opuestos.